El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 28 de junio de 2013

Juego de lágrimas



Dirección: Neil Jordan.
Guión: Neil Jordan.
Música: Anne Dudley.
Fotografía: Ian Wilson.
Reparto: Stephen Rea, Forest Whitaker, Jaye Davidson, Miranda Richardson, Adrian Dunbar, Jim Broadbent, Tony Slattery, Birdie Sweeney.

Jody (Forest Whitaker), un soldado británico destinado en Irlanda del Norte, es secuestrado por el IRA para intentar forzar a un intercambio de prisioneros. Durante su cautiverio, Jody entabla amistad con Fergus (Stephen Rea), su carcelero.

Juego de lágrimas (1992) es, cuando menos, un film sorprendente. Lo más normal es que cuando termines de verlo te sientas un tanto confuso. ¿Has visto un film original, transgresor y novedoso o sencillamente una extraña mezcla de géneros que no sabes bien cómo valorar? Quizá lo mejor que se pueda decir de Juego de lágrimas (título tomado prestado de una canción de Dave Berry) es que no te deja indiferente. ¿Pero ello quiere decir que estemos ante una buena película?, ¿justifica que se llevara el Oscar al mejor guión original derrotando a Sin perdón (Clint Eastwood)?

El film tiene dos partes claramente diferenciadas. En la primera, asistimos al secuestro de Jody. Estamos ante un film más o menos político, pues más que abordar el tema de la lucha armada en Irlanda del Norte, Neil Jordan se centra en la amistad que surge entre Jody y uno de sus secuestradores, Fergus. Lo cierto es que me costó un poco dar crédito a esa amistad. Tanto el comportamiento de Fergus, pasivo, complaciente y contraviniendo cualquier norma sobre secuestros y sentido común, como el de Jody, en muchos momentos del secuestro más tranquilo que si estuviera en un balneario, resultan del todo atípicos. Sin embargo, la historia se sostiene por dos motivos: unos buenos diálogos que hacen que nos olvidemos un poco de lo anómalo de la relación entre ambos personajes y que Neil Jordan le da la justa duración, sin intentar alargarla artificialmente. Otra cosa es la manera un tanto abrupta en que se desarrolla el desenlace, que deja un tanto la sensación de que durante el montaje hubo alguien que se pasó con las tijeras.

Con el final del secuestro pasamos a la segunda parte de la historia. Y es entonces cuando el film da un giro total y nos adentramos en un terreno bastante extraño. Porque de una historia política pasamos de pronto a una especie de episodio romántico cuando Fergus conoce a Dil (Jaye Davidson), la novia de Jody, quién le había pedido a Fergus que la fuera a visitar. Pero Neil Jordan no quiere una histora de amor convencional. Así que nos sumerge en un extraño universo poblado por chulos, camareros confidentes y mujeres que no lo son. Un universo que podría haber firmado el mismísimo Almodovar. No sabría decir si es la parte más floja de la película, porque de nuevo vuelve a parecer una historia un tanto increible, pero es verdad que contiene algunos momentos interesantes, pasajes cargados de un humor curioso y algunos buenos diálogos,  si bien creo que se retuerce demasiado la situación y termina siendo un tanto repetitiva y por momentos resulta casi una parodia. Si en la parte del secuestro Jordan supo terminar a timpo, aquí pienso que pecó de lo contrario.

Cuando Neil Jordan parece cansarse ya de tantos encuentros nocturnos y tantas copas, decide volver al tema político con la reaparición del IRA para abordar el desenlace. Sin embargo, esta parte tiene más de thriller que otra cosa, con la amenaza que pende sobre las vidas de Fergus y Dil. El desenlace no está mal resuelto, si bien Jordan parece incapaz de afrontarlo de un modo ortodoxo y de nuevo recurre a escenas extrañas que mezclan conceptos de sadomasoquismo y amor fou con otros más trillados de violencia.

En cuanto al trabajo de los actores, en líneas generales es correcto. Stephen Rea tiene momentos buenos junto a otros en que lo veo bastante inexpresivo, con lo que no se bien a qué carta quedarme. Jaye Davidson destaca especialmente por lo complejo de su personaje. Me gustó bastante su trabajo, pero se ve lastrado por un doblaje al español malísimo. En cuanto a Forest Whitaker, su papel es más bien breve, pero de nuevo hace un gran trabajo. Y quién me sorprendió gratamente fue Miranda Richardson encarnado magistralmente a Jude, la terrorista despiadada y algo sádica.

La verdad es que Juego de lágrimas fue una de las sorpresas de 1992. Con un presupuesto limitado, la película consiguió muy buenas recaudaciones apoyada por las seis nominaciones que cosechó, llevándose finalmente, como decíamos, el premio al mejor guión original. Además, la película se llevó el premio al mejor film británico en los premios BAFTA (Premios de la Academia Británica de Cine y Televisión).

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