El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 1 de septiembre de 2015

Equipo Marshall



Dirección: McG.
Guión: Jamie Linden (Historia: Jamie Linden, Cory Helms).
Música: Christophe Beck.
Fotografía: Shane Hurlbut.
Reparto: Matthew McConaughey, Matthew Fox, David Strathairn, Ian McShane, Anthony Mackie, Kate Mara, January Jones, Brian Geraghty.

En noviembre de 1970, cuando regresaba de jugar un partido, el equipo de fútbol americano de la Universidad de Marshall sufre un accidente de avión. Mueren setenta y cinco miembros del mismo, entre jugadores, cuerpo técnico y aficionados.

Basada en hechos reales, Equipo Marshall (2006) es una película en recuerdo y para honrar la memoria del equipo de fútbol de Marshall, víctima de un trágico accidente. Era pues de esperar un film con algunos pasajes verdaderamente emocionantes y conmovedores, aunque también hay que reconocer que el director no se recrea especialmente en los momentos más susceptibles de cargar las tintas; un rasgo que debemos reconocerle. Sin embargo, lo que no logra evitar es lo previsible de la historia, con la apoteosis final incluida, algo que sin duda resta un poco de interés a la película. Pero vayamos por partes.

El film arranca con un rápida y algo confusa presentación del equipo de fútbol, con sus entrenadores, seguidores y animadoras, presidente y aficionados para, sin mucho preámbulo, meternos de lleno en el drama del accidente. Éste y cómo afecta al pueblo de Marshall es sin duda la parte más emotiva y más interesante de la película. Tras este clímax emocional, resultaba sin duda complicado mantener el nivel y de hecho, la historia comienza a decaer a partir del momento en que se decide reconstruir el equipo de la universidad. Por un lado es lógico pensar que no se puede mantener un punto de tensión tan elevado como el del accidente, pero el principal problema es que la película se mete en un terreno que resulta bastante predecible, como es el de los problemas para formar un nuevo equipo, las reticencias de muchos, la imposible elección de jugadores de nivel y la consiguiente derrota en el primer partido de liga. El desarrollo está tan claro que el interés por la historia sufre un bajón tremendo. Y más cuando, en escenas clave de la película, descubrimos una falta total de inspiración en los diálogos que nos deja con la miel en los labios: cuando esperamos una frase mágica o una reacción interesante, el personaje de turno se limita a decir una banalidad que nos deja fríos. Sin duda, una gran debilidad de un guión muy poco original y nada brillante. Y donde más notamos esa falta de originalidad y talento es con un final demasiado empalagoso y largo en exceso donde cierto tratamiento como de héroes hacia algunos personajes resulta a todas luces excesivo.

Otro punto flaco de Equipo Marshall es su exagerada duración. Si la historia se vuelve previsible, si la emoción decae desde el arranque de manera evidente y si el final carece de sorpresa alguna, prolongar la historia con escenas del todo prescindibles resulta un error evidente.

Quizá lo mejor sea un reparto bastante atractivo y con unos secundarios que están a un muy gran nivel. Hay que reconocer que consiguen que en muchos momentos te olvides que es una película. No tan bien parado sale el director, que muestra una clara predisposición por cierta belleza formal un tanto forzada y que recurre en las escenas de fútbol a ese molesto recurso de la cámara epiléptica. Tampoco acierta con la tensión argumental y se pasa un poco alargando la emoción artificialmente en un final un tanto largo y poco original.

Equipo Marshall te puede servir como mero entretenimiento en una tarde de invierno y poco más. No es una película que deje huella, si bien es un producto correcto, de buen factura, pero sin nervio.

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