El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 17 de septiembre de 2015

La trama (Broken City)



Dirección: Allen Hughes.
Guión: Brian Tucker.
Música: Joseph S. DeBeasi, Season Kent.
Fotografía: Ben Seresin.
Reparto: Mark Wahlberg, Russell Crowe, Catherine Zeta-Jones, Jeffrey Wright, Barry Pepper, Kyle Chandler, Justin Chambers, Natalie Martínez, Alona Tal, Griffin Dunne, James Ransone.

Siete años atrás, Billy Taggart (Mark Wahlberg) fue expulsado de la policía por haber matado a un violador en circunstancias un poco dudosas. Ahora trabaja como detective privado y recibe un encargo nada menos que del alcalde de Nueva York.

A veces el envoltorio lo es casi todo. Es una de las máximas del marketing, saber vender el producto. Y esto mismo es lo que sucede con La trama (2013), un film que, bien analizado, es un thriller más, pero que con un reparto atractivo y una trama intrigante consigue salir adelante con cierta soltura.

El argumento de la La trama no ofrece nada excesivamente original. Es más, desde el comienzo adivinamos que en el encargo del alcalde Hostetler (Russell Crowe) al bueno de Billy hay gato encerrado. Ya son tan habituales los guiones retorcidos, tramposos y con sorpresa que estamos sobre aviso desde el primer momento. No es posible, pensamos, que el meollo de la cuestión sea un simple caso de adulterio. Sin embargo, el mérito de Hughes reside en que, aún teniendo un material no excesivamente novedoso, logra crear un ambiente lo suficientemente intrigante como para captar nuestra atención, aún a sabiendas que es posible que nos llevemos un cierto desencanto final. Desencanto que viene más por esa moralidad barata de Hollywood, que obliga a pagar las culpas a cualquiera que quebrante los códigos éticos tradicionales (en este caso Taggart es culpable, aunque le movieran buenas razones para hacer lo que hizo), que a un desenlace malo, que no lo es. Sencillamente, estamos ante un argumento un tanto banal y un desenlace acorde con el mismo.

Incluso echamos de menos un mejor desarrollo de los personajes secundarios, como el comisario Fairbanks (Jeffrey Wright) o la propia esposa del alcalde (Catherine Zeta-Jones), pero el relato está excesivamente centrado en la historia principal, con lo que deja un poco de lado otras tramas secundarias que hubieran podido dar cierto juego. Hasta el personaje de Billy deja algunas preguntas en el aire: está claro que se trata de un tipo íntegro y honrado, pero tiene un lado oscuro (y violento) que parece chocar un poco con su faceta más humana.

De lo que sí peca La trama es de cierto nivel de confusión argumental por culpa de un defecto un tanto evidente y que, sin embargo, viene siendo bastante habitual: ofrecer las explicaciones en diálogos cargados de nombres sin un apoyo visual que clarifique las cosas. Hay que utilizar el vídeo para ir hacia atrás en busca de una mejor comprensión de quién es quién en la historia. Un defecto que puede ser exasperante y que hubiera tenido fácil solución de haberla buscado.

Lo que no cabe duda es que el director ha sabido buscar a los protagonistas adecuados, pues Mark Wahlberg representa a la perfección al detective Taggart, con un trabajo muy eficaz, apoyado en un rostro que ha ganado fuerza en la madurez; en cuanto a Russell Crowe, tengo que confesar mi debilidad por este actor, aún cuando en esta ocasión su trabajo sea mucho menos espectacular que en otras películas. Aún así, su presencia se impone en la pantalla gracias una personalidad muy definida. Ambos son los que aportan solidez y presencia entre un reparto llenos de rostros femeninos muy atractivos y de secundarios solventes.

La trama, como decíamos al principio, tiene el mérito de que, partiendo de un argumento no demasiado novedoso y en el que adivinamos las trampas, consigue entretenernos gracias a una dirección más que correcta y una historia que engancha. Es de esos films que se dejan ver con facilidad.

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