Dirección: Vittorio De Sica.
Guión: Cesare Zavattini, Luigi Chiarini y Giorgio Prosperi (Historia: Cesare Zavattini).
Música: Alessandro Cicognini.
Fotografía: Oswald Morris y Aldo Graziati.
Reparto: Jennifer Jones, Montgomery Clift, Gino Cervi, Richard Beymer, Nando Bruno, Oscar Blando, Memmo Carotenuto, Paolo Stoppa.
Mary Forbes (Jennifer Jones) está en la estación Termini de Roma para emprender el regreso a Estados Unidos, junto a su marido y su hija. Atrás va a dejar a Giovanni (Montgomery Clift), un joven italiano con el que ha vivido una intensa historia de amor.
Estación Termini (1953) es un drama romántico. Al menos, así debemos entenderlo por el argumento y el desarrollo del mismo. Sin embargo, es un drama al que le falta algo más de intensidad y el romanticismo me ha parecido un tanto peculiar.
Quizá el principal problema que encontré en el film es que no llegamos a conocer de primera mano el romance vivido por los protagonistas. Cuando arranca la historia es al final del mismo, cuando Mary debe regresar a su hogar y, por lo tanto, ha de renunciar a su futuro junto a Giovanni. Con ello, nos perdemos la verdadera dimensión de su amor, que no conoceremos de primera mano.
Entendemos el dolor que les provoca la separación, que es definitiva, pero sin haber vivido su amor esta despedida pierde bastante fuerza. Además, encuentro que los diálogos entre los amantes, base fundamental de la película, tampoco muestran en toda su dimensión el dolor del momento. Es verdad que en la escena en que Giovanni abofetea a Mary podemos adivinar ese desgarro interior, pero la precipitación del momento y lo radical del comportamiento tampoco hace que nos identifiquemos con Giovanni, sino más bien crea un efecto de rechazo. Lo mismo que cuando le dice a Mary que, si vivieran juntos, él le pegaría en determinadas circunstancias. Este retrato del italiano pasional no pareció el más oportuno en una historia que pretende mostrar el dolor de un amor que se va a truncar irremediablemente. No solo resta autenticidad al enamoramiento de la pareja tras su breve romance, sino que anuncia un futuro para la pareja carente de un amor impoluto, llevándolos a una rutina desconsoladora.
En relación con lo anterior, el retrato de Mary me pareció mucho más adecuado que el de Giovanni, pues él da una imagen mucho más egoísta, lo que resta autenticidad a su supuesto amor por Mary. Ella, mucho más convincente, se ve obligada a volver a su hogar por su deber como esposa y madre, lo que comprendemos perfectamente, así como el dolor que tal decisión le causa, precisamente porque no puede hacer lo que, de ser libre, hubiera deseado.
Quizá resultan más interesantes los retazos de neorrealismo que nos muestra el director, especialista en el género, con las figuras de empleados y viajeros de la estación. Aquí el acercamiento es mucho más certero y nos proporciona algunos momentos de emoción más eficaces que los de Mary y Giovanni.
Así todo, también esto nos lleva a comprobar cómo ha envejecido la película, en especial cuando la pareja protagonista es llevada ante la presencia del comisario por haberse atrevido a besarse a escondidas. Entendemos la moralidad de la época, pero no deja de resultar bastante chocante la situación.
En cuanto al trabajo de los dos protagonistas, he de reconocer que Jennifer Jones nunca me ha gustado demasiado. Pero, al ser la esposa de David O. Selznick, tenía asegurado un puesto en algunas de sus producciones. Sin embargo, en esta ocasión, por extraño que pueda parecer, su trabajo me convenció más que el de Montgomery Clift, un gran actor que parece que no termina de creerse su papel de amante latino y su interpretación resulta fría en algunos momentos y extraña en el resto.
Estación Termini muestra en su conjunto algunas virtudes de un enfoque afín al neorrealismo, huyendo de efectismos, salvo momentos puntuales; pero esto es a la vez lo que lo convierte en un relato bastante frío en su mayor parte. El final del romance de los protagonistas nunca me llegó a conmover verdaderamente y eso es lo peor que se podría esperar. En general, Estación Termini está por debajo de lo que cabría esperar del director, de los protagonistas y del tema tratado.
Como curiosidad, decir que algunos de los diálogos los escribió Truman Capote.
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