El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 13 de junio de 2024

Comando



Dirección: Mark L. Lester.

Guión: Steven E. de Souza.

Música: James Horner.

Fotografía: Matthew F. Leonetti.

Reparto: Arnold Schwarzenegger, Rae Dawn Chong, Dan Hedaya, Vernon Wells, James Olson, David Patrick Kelly, Alyssa Milano, Bill Duke, Drew Snyder, Sharon Wyatt.

Cuando estaba en activo, el mayor Matrix (Arnold Schwarzenegger) ayudó a deponer a Arius (Dan Hedaya), un dictador de un país sudamericano. Ahora, Arius ha secuestrado a la hija de Matrix (Alyssa Milano) para obligar a este a devolverle a su cargo.

La carrera de Arnold Schwarzenegger es un tanto desigual, a algunas películas de cierto mérito le suceden otras bastante desafortunadas o sencillamente mediocres. Comando (1985) podría tener el dudoso honor de figurar en cabeza de las peores.

Es evidente que el único propósito de la cinta es servir para el lucimiento del protagonista en peleas y en el uso de todo tipo de armas. La manera en que Matrix es presentado, mostrando sus músculos mientras transporta un pesado tronco, nos indica sin duda por dónde van a ir los tiros.

Pero que una película se oriente descaradamente hacia la acción no impide que se cuide un poco el argumento. De hecho, tenemos muchos ejemplos de grandes películas de acción cuya eficacia se asienta en la historia y los personajes. En Comando no hay absolutamente nada reseñable en cuanto al guión. Pocas veces hemos visto, salvo en películas de muy bajo presupuesto, una historia más plana, cargada de tópicos y rozando lo absurdo. Es todo tan básico y tan pobre que es imposible tomarse en serio nada de lo que ocurre. La historia va de absurdo en absurdo y solamente las escenas de acción, medianamente logradas, evitan el ridículo absoluto.

Para empezar, la relación de Matrix y su hija, muy resumida para no dilatar la entrada en materia, se presenta de un modo tan cursi y estereotipado que cuesta creer lo que estamos viendo, con escenas idílicas como la del cervatillo que sonrojan a cualquiera.

Pero la historia de secuestrar a la hija para que Matrix colabore con los villanos en un plan descabellado es sin duda lo peor, pues es la base de toda la cinta y con esa premisa todo lo que viene después resulta forzado e idiota. Si además añadimos unos malos de pacotilla, casi caricaturas de sí mismos, y la forzada y absurda inclusión de Cindy (Rae Dawn Chong) en la intriga, el resultado es algo indigno de cualquier film medianamente serio.

Marc L. Lester parece tener cierto oficio con las escenas de acción, aunque tampoco hay que esperar nada sorprendente, solo muchas explosiones, muertes en cadena y alguna pelea que otra más o menos intensa, pero sin salirse de un planteamiento bastante típico y sin sorpresas. Pero como director de actores es malísimo. Ningún actor resulta medianamente convincente y mucho menos Schwarzenegger. Es evidente que está ahí por otras cualidades diferentes, pero su torpeza, incluso en algunas escenas de acción, resulta lamentable.

Comando pretendía ser la exaltación de una especie de super hombre (si Nietzsche levantara la cabeza), creando un nuevo Rambo; afortunadamente, la película no tuvo ninguna secuela, gracias a que Schwarzenegger se negó a seguir encarnado a John Matrix. Y eso es lo único bueno que se me ocurre decir de esta cinta.

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