Dirección: Peter Webber.
Guión: Olivia Hetreed (Novela: Tracy Chevalier).
Música: Alexandre Desplat.
Fotografía: Eduardo Serra.
Reparto: Colin Firth, Scarlett Johansson, Tom Wilkinson, Judy Parfitt, Cillian Murphy, Essie Davis, Joanna Scanlan, Alakina Mann.
Delft, Holanda, siglo XVII. La joven Griet (Scarlett Johansson), ante la precaria situación familiar, es enviada a trabajar como sirvienta a casa del pintor Johannes Vermeer (Colin Firth).
La idea que obtengo tras ver La joven de la perla (2003) es la de alguien que, fascinado por la indudable belleza del cuadro de Vermeer, se decide a crear una historia alrededor del mismo. No hay ninguna certeza de que lo narrado se acerque a la realidad, sin embargo, poco importa. Lo importante es ver cómo una idea intenta fructificar con un resultado tremendamente pobre que denota una falta absoluta de imaginación y de pasión.
Porque La joven de la perla transcurre de manera completamente plana, con un comienzo parco en acontecimientos, solamente vemos las tareas domésticas que debe acometer Griet, que no anuncia nada bueno. Y lamentablemente eso se comprueba conforme avanza la historia y llegamos a los momentos más cruciales de la misma y seguimos con ese tono carente de intensidad donde solamente con el recurso de la banda sonora se intenta trasmitir algo de fuerza a una imágenes tan frías como los propios protagonistas. De Griet se puede entender su parquedad en palabras y su timidez, pues es demasiado joven y su puesto es el de una criada. Pero el personaje de Vermeer resulta realmente patético por su falta de definición y su comportamiento entre incomprensible, pasivo y errático.
Nada mejor podemos decir de unos personajes secundarios que se quedan en la más absoluta penumbra, con lo que sus acciones siempre parecen caprichosas y sorprendentes. Es como si el guión se hubiera limitado a grandes brochazos, incapaz de definir a dónde quería ir o qué deseaba mostrarnos. De ese modo, todo es banal, superficial, sin alma y sin sentido, de manera que pasamos por la vida de la joven protagonista sin emocionarnos ni un solo instante, sin vivir ni un momento de pasión, de vida.
Solamente en la reconstrucción de la época encontramos algo de interés. Sin embargo, me parece que es algo carente de mérito y que basar la fuerza de una película solamente en la cuidada puesta en escena, la fotografía y los paisajes resulta tan superficial como intrascendente.
Y otro detalle: es habitual que en los films de época, donde se presume de una buena recreación de lugares y costumbres, el director caiga en la tentación de potenciar los planos en que se "presume" de la ambientación y el resultado me suele parecer siempre forzado; como en aquellos films de antaño, cutres en general, en que si se hablaba de una ciudad se nos ofrecía irremediablemente un conjunto de postales de la misma, a modo de torpe recorrido turístico. Sin llegar a esos extremos, es verdad que La joven de la perla cae en ese defecto: el decorado pasa de ser eso a buscar un protagonismo que debería recaer en la historia y los personajes.
Y un apunte más: Griet es analfabeta, pero en esta época en que hay que exaltar a la mujer como sea, se le dota de una sensibilidad artística que no resulta muy creíble, llegando incluso a modificar una composición de un cuadro de Vermeer corrigiendo un error del pintor. Absolutamente demencial.
Tal vez por albergar expectativas mayores por las críticas recibidas por la película, mi decepción es mayor de lo que realmente debería ser. Pero no cabe duda de que La joven de la perla es una película vacía, con una premisa curiosa que el guión no ha sabido llenar de vida, dejándonos un relato sin alma. Me aburrió terriblemente.
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