El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 16 de septiembre de 2024

Sola en la oscuridad



Dirección: Terence Young.

Guión: Robert Carrington y Jane-Howard Carrington (Teatro: Frederick Knott).

Música: Henry Mancini.

Fotografía: Charles Lang.

Reparto: Audrey Hepburn, Alan Arkin, Richard Crenna, Jack Weston, Samantha Jones, Julie Herrod, Efrem Zimbalist, Jr. 

Una joven, Lisa (Samantha Jones), transporta droga escondida en una muñeca; para evitar que se la quite un compinche suyo, Harry Roat (Alan Arkin), se la confía a Sam Hendrix (Efrem Zimbalist, Jr.), un pasajero de su mismo vuelo, lo que traerá dramáticas consecuencias para su esposa ciega, Susy (Audrey Hepburn).

Audrey Hepburn fue una gran actriz, sin duda alguna. Y ha protagonizado grandes películas donde su encanto añadía un plus de glamour maravilloso. Elegante, sobria y distinguida, tiene un puesto de honor en la historia del cine. Pero ello no significa que no tenga películas flojas y Sola en la oscuridad (1967) es de las peores que le he visto.

Para empezar, la historia proviene de una obra de teatro y aunque ello no tiene porque ser algo negativo, en esta ocasión sí que lo es por varios motivos. El primero es lo limitado del escenario, circunscrito a un pequeño apartamento. Para algunos puede este detalle puede añadir un plus a la intriga, aumentando el suspense por la sensación de confinamiento, de estar la protagonista atrapada en su propia jaula. Pero creo que más que eso, lo que supone es un elemento más de incredulidad a la intriga, que se suma a un argumento que roza lo surrealista. Y esta es la segunda herencia negativa de su origen literario, pues de Sola en la oscuridad se puede decir, en el peor sentido del término, que es demasiado teatral.

La trama recurre a demasiadas situaciones forzadas, como el que la joven que lleva la muñeca se la entregue sin más a un desconocido o que su asesino, Roat, decida pedir ayuda para encontrar la muñeca a dos amigos de Lisa, Mike (Richard Crenna) y Carlino (Jack Weston), sin más justificación que necesidades o caprichos del guión.

Tampoco la manera que tienen los tres delincuentes de intentar encontrar la muñeca parece muy ingeniosa y las dotes de Susy descubriendo sus manejos parecen cosa de ciencia ficción, como que descubra que Carlino ha limpiado la nevera y el pasamanos. ¡Vaya oído!

Como la intriga se asienta pues en unas premisas tan rocambolescas como absurdas, toda la cinta la pasamos intentando digerirlas, con lo que siempre estamos ante una posición de incredulidad. 

Es verdad que en algunos momentos se puede percibir cierta tensión, pero de nuevo resulta algo artificial y siempre con la impresión de que Susy, a pesar de su inteligencia, podría haber hecho algo más para salir de ese lío, como ir al apartamento de la vecina Gloria (Julie Herrod) en lugar de permanecer en el suyo sabiendo que los malvados van a ir en su busca.

Hay que reconocer que Audrey Hepburn realiza un trabajo convincente como ciega. Es de esas interpretaciones que suelen gustar mucho en Hollywood (de hecho recibió una nominación al Oscar a mejor actriz) por el hecho de encarnar a alguien con algún rasgo especial. Pero, sinceramente, no soy capaz de valorar toda la película solamente teniendo en cuenta el trabajo de Audrey Hepburn, pues ya sabemos que era una gran actriz.

Incluso el final, que podría haberse resuelto de un modo más sensato, no evita caer de nuevo en la teatralidad más vulgar, con la típica vuelta de tuerca que solo busca incrementar el clímax pero que peca de un dramatismo forzado que ya no sorprende a nadie.

En definitiva, a pesar de las críticas tan positivas, no he logrado disfrutar de Sola en la oscuridad como habría esperado y deseado. Me parece una película simple, forzada al máximo en su planteamiento y que no ha envejecido precisamente muy bien.

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