Dirección: Alfred Hitchcock.
Guión: Whitfield Cook (Novela: Selwyn Jepson).
Música: Leighton Lucas.
Fotografía: Wilkie Cooper.
Reparto: Jane Wyman, Marlene Dietrich, Michael Wilding, Richard Todd, Alistair Sim, Sybil Thorndike, Kay Walsh, Miles Malleson, Hector McGregor.
Eve Gill (Jane Wyman) ayuda a esconderse a su amigo Jonathan Cooper (Richard Todd), sospechoso de un asesinato, cuando este le cuenta que en realidad lo ha cometido su amante, la estrella del teatro Charlotte Inwood (Marlene Dietrich).
Pánico en la escena (1950) es una pequeña rareza en la filmografía de Alfred Hitchcock, que no era muy partidario de películas con este tipo de argumentos, del estilo de las novelas de Agatha Christie, pero que se decidió a rodarla aceptando la opinión general de la que novela en la que se basaba era del tipo perfecto para él.
También el director se sentía atraído por rodar un film sobre el teatro donde la protagonista, aspirante a actriz, deberá representar su primer papel importante en la vida real.
La película tiene un argumento un tanto inverosímil y sobre todo teniendo en cuenta el giro final, que nos deja entre sorprendidos y enojados por el engaño en que se sustenta todo el argumento. El propio director reconocía que partir de un flash-back en el que se nos cuenta una mentira era un error bastante imperdonable.
La segunda debilidad de Pánico en la escena es la falta absoluta de momentos de peligro, lo que resta dramatismo y fuerza a la historia. Según Hitchcock, eso se debía a que eran los malos los que tenían miedo, lo que iba contra una regla básica en este tipo de argumentos: cuanto mejor logrados estén los malos, mejor funcionará la película, y aquí precisamente son la parte menos sólida de la cinta.
A nivel personal, tampoco la elección de Jane Wyman y de Michael Wilding para encarnar a la pareja protagonista me resultó muy convincente, especialmente ella, pues la encuentro demasiado infantil como para resultar atractiva, algo que resulta fundamental en la historia. Tampoco su papel está muy bien definido, cambiando sus sentimientos con una facilidad asombrosa, lo que no se entiende demasiado bien hasta el desenlace, en el que comprendemos que era imprescindible que cambiara sus afectos con anterioridad al mismo.
Quizá el personaje más original sea el del Comodoro Gill (Alister Sim), el padre de Eve. Es el elemento más interesante de la historia y el personaje que aporta las notas de humor y también de sentido común, dentro de su extravagancia, que aligeran y oxigenan un desarrollo algo acartonado. A pesar de que el director no se mostraba muy contento con el actor, creo que es de lo mejor de la cinta.
Lo curioso de Pánico en la escena es que, si bien como historia no termina de engancharnos, sí que cuenta con algunas escenas aisladas bastante interesantes donde el director consigue contar lo que sucede con una sutileza y economía de medios muy logradas (estoy recordando cuando Eve se da cuenta de lo que empieza a sentir por el detective Smith (Michael Wilding) y Hitchcock nos lo muestra con el plano del piano donde Smith estuvo tocando), además de ciertas notas de su humor tan especial que aportan algunos granos de sal al relato.
Con todo, Pánico en la escena dista de ser una de las cintas del director que podríamos situar entre las mejores de su producción. Sin embargo, creo que no es un film completamente fallido y merece ser vista a pesar de sus debilidades.
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