El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 23 de septiembre de 2024

The Way Back



Dirección: Gavin O'Connor.

Guión: Brad Ingelsby y Gavin O'Connor.

Música: Rob Simonsen.

Fotografía: Eduard Grau.

Reparto: Ben Affleck, Al Madrigal, Janina Gavankar, Michaela Watkins, Brandon Wilson, Will Ropp, Fernando Luis Vega, Charles Lott Jr., Melvin Gregg.

Jack Cunningham (Ben Affleck), una antigua figura del baloncesto estudiantil, ha tocado fondo: separado de su mujer, malgasta su vida sumido en el alcohol. Pero un día, le ofrecen el puesto de entrenador del equipo de baloncesto de su antiguo colegio. 

El drama es un género clásico del cine. Da mucho juego y siempre es más fácil hacer llorar que hacer reír, de ahí que cualquier director un poco listo pueda hacer un drama más que correcto. Y esta es la sensación que saco después de ver The Way Back (2020): Gavin O'Connor tiene la habilidad suficiente para contarnos una historia triste de superación personal de un modo bastante digno.

Porque lo primero que debemos destacar de la cinta es que el director adopta un tono serio, pero huyendo de dramatismos excesivos. Y tiene mérito pues la historia no puede ser más demoladora: el protagonista era un jugador prometedor que por problemas familiares arruinó su carrera y su vida cayendo en las drogas. Redimido por su esposa (Janina Gavankar), endereza su vida hasta que un cáncer acaba con la vida de su hijo. Ello le lleva a la depresión, el alcoholismo y a arruinar su matrimonio. Con el trabajo de entrenador, parece que encuentra un motivo para intentar cambiar su vida.

Como vemos, un cúmulo de circunstancias que convierten The Way Back en una bomba emocional. Por ello, es de elogiar el trabajo del director, construyendo un film sólido sin caer en la lágrima fácil y dosificando el drama con mucha contención y elegancia.

También hemos de reconocer que Ben Affleck, un actor no muy expresivo por lo general, está aquí bastante acertado. No es un trabajo de Oscar, pero sí que consigue trasmitir sus emociones con sobriedad y de manera convincente.

Pero The Way Back, por desgracia, no es un film redondo. Y ello se debe fundamentalmente a un guión bastante limitado y un poco tosco.

La historia, bien analizada, no es más un cúmulo de tópicos donde no falta casi nada. Incluso es bastante predecible en los escasos giros que toma la historia, desde la evolución personal del protagonista al cambio del equipo de baloncesto, que pasa de ser uno de los peores de su liga a entrar en los play-off.

Un guión que en realidad no profundiza lo suficiente en los personajes y sus problemas y se dedica a montar diferentes escenas bastante simples donde desarrolla el drama de un modo muy superficial. Se echa de menos más complejidad, más originalidad. Por ejemplo, si nos acordamos de Manchester frente al mar (Kenneth Lonergan, 2016), protagonizada curiosamente por el hermano de Ben, Casey Affleck, y con un tema muy parecido, entendemos la gran diferencia entre un guión bien escrito y éste, que llega a provocar cierto cansancio a mitad de la película por su falta de sorpresas y cierta repetición de situaciones.

De todos modos, The Way Back se deja ver con agrado pues no deja de ser una historia conmovedora sobre lo cruel que puede ser la vida para algunas personas y lo fácil que es rendirse y buscar el que parece el camino más fácil para huir del sufrimiento. Son temas sin duda de gran calado, la pena es que no se desarrollen con la inteligencia necesaria.

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