El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 26 de diciembre de 2024

Luces rojas



Dirección: Rodrigo Cortés.

Guión: Rodrigo Cortés.

Música: Víctor Reyes.

Fotografía: Xavi Giménez.

Reparto: Cillian Murphy, Sigourney Weaver, Robert De Niro, Toby Jones, Joely Richardson, Elizabeth Olsen, Craig Roberts, Adriane Lenox, Leonardo Sbaraglia. 

La doctora Margaret Matheson (Sigourney Weaver), con la ayuda del doctor Tomas Buckley (Cillian Murphy), se dedica a investigar fraudes en fenómenos paranormales. La doctora nunca dio con un caso auténtico, si bien tuvo una experiencia dolorosa al enfrentarse en el pasado a Simon Silver (Robert De Niro), un hombre que afirma tener poderes sobrenaturales. Ahora, tras mucho tiempo retirado, Silver regresa a escena.

Luces rojas (2012) es un thriller realmente original por el tema que trata: los engaños y manipulaciones que se esconden detrás de supuestos sucesos paranormales. Entiendo que se trata de un mero entretenimiento cuya finalidad es crear misterio y tensión para llevar al espectador al límite, con los trucos habituales del cine, pero al final echo de menos un enfoque menos efectista, pues el material daba para una intriga enfocada de un modo más serio y más respetuoso.

El principal reproche pues que le hago a Luces rojas es que el director y guionista de la misma decide tomar el camino del espectáculo puro y duro, sin importarle cualquier incoherencia o los abundantes excesos en que cae con tal de llevar el relato al clímax final, con la teatral y en cierta medida cómica escena del enfrentamiento entre Tomas Buckley y Simon Silver en el teatro. Es evidente que Rodrigo Cortés no pretendía crear una escena graciosa, pero se le va tanto la mano buscando impactarnos cueste lo que cueste que es inevitable reírse de sus desmanes. 

Porque en el fondo, es el guión por donde más flojea la cinta, pretenciosa cuando el planteamiento no lo es, buscando seriedad en un enfoque meramente cinematográfico y dejando de lado lo simple para caer en un relato confuso y mal resuelto en el desenlace, que debería ser el punto fuerte y al final es lo menos conseguido de todo, pues Cortés elige el camino fácil del final tramposo, con el que intentar descolocarnos, impactarnos, pero a estas alturas, ya muy curtidos en trucos similares, mi sensación es más de tomadura de pelo que otra cosa. La sangre, la lluvia, Tomas cojeando, el discurso con aires trascendentes... pura teatralidad vacía, fuegos artificiales para espectadores en pañales.

Y lo triste es que la puesta en escena es muy buena y el director logra pequeñas secuencias con fuerza, que nos crean la tensión y las dudas necesarias para seguir con cierto interés la historia. Además, se logra reunir a un reparto convincente donde la sola presencia de Robert De Niro y de Sigourney Weaver son suficientes para atraer nuestra atención. La producción es, pues, impecable, pero el enfoque peliculero, la clara obsesión del director por forzar las situaciones en busca de un drama que siempre suena a artificial, acaban por penalizar el resultado, convirtiendo Luces rojas en algo que es imposible tomar en serio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario