Dirección: Rodrigo Cortés.
Guión: Rodrigo Cortés.
Música: Víctor Reyes.
Fotografía: Xavi Giménez.
Reparto: Cillian Murphy, Sigourney Weaver, Robert De Niro, Toby Jones, Joely Richardson, Elizabeth Olsen, Craig Roberts, Adriane Lenox, Leonardo Sbaraglia.
La doctora Margaret Matheson (Sigourney Weaver), con la ayuda del doctor Tomas Buckley (Cillian Murphy), se dedica a investigar fraudes en fenómenos paranormales. La doctora nunca dio con un caso auténtico, si bien tuvo una experiencia dolorosa al enfrentarse en el pasado a Simon Silver (Robert De Niro), un hombre que afirma tener poderes sobrenaturales. Ahora, tras mucho tiempo retirado, Silver regresa a escena.
Luces rojas (2012) es un thriller realmente original por el tema que trata: los engaños y manipulaciones que se esconden detrás de supuestos sucesos paranormales. Entiendo que se trata de un mero entretenimiento cuya finalidad es crear misterio y tensión para llevar al espectador al límite, con los trucos habituales del cine, pero al final echo de menos un enfoque menos efectista, pues el material daba para una intriga enfocada de un modo más serio y más respetuoso.
El principal reproche pues que le hago a Luces rojas es que el director y guionista de la misma decide tomar el camino del espectáculo puro y duro, sin importarle cualquier incoherencia o los abundantes excesos en que cae con tal de llevar el relato al clímax final, con la teatral y en cierta medida cómica escena del enfrentamiento entre Tomas Buckley y Simon Silver en el teatro. Es evidente que Rodrigo Cortés no pretendía crear una escena graciosa, pero se le va tanto la mano buscando impactarnos cueste lo que cueste que es inevitable reírse de sus desmanes.
Porque en el fondo, es el guión por donde más flojea la cinta, pretenciosa cuando el planteamiento no lo es, buscando seriedad en un enfoque meramente cinematográfico y dejando de lado lo simple para caer en un relato confuso y mal resuelto en el desenlace, que debería ser el punto fuerte y al final es lo menos conseguido de todo, pues Cortés elige el camino fácil del final tramposo, con el que intentar descolocarnos, impactarnos, pero a estas alturas, ya muy curtidos en trucos similares, mi sensación es más de tomadura de pelo que otra cosa. La sangre, la lluvia, Tomas cojeando, el discurso con aires trascendentes... pura teatralidad vacía, fuegos artificiales para espectadores en pañales.
Y lo triste es que la puesta en escena es muy buena y el director logra pequeñas secuencias con fuerza, que nos crean la tensión y las dudas necesarias para seguir con cierto interés la historia. Además, se logra reunir a un reparto convincente donde la sola presencia de Robert De Niro y de Sigourney Weaver son suficientes para atraer nuestra atención. La producción es, pues, impecable, pero el enfoque peliculero, la clara obsesión del director por forzar las situaciones en busca de un drama que siempre suena a artificial, acaban por penalizar el resultado, convirtiendo Luces rojas en algo que es imposible tomar en serio.
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