El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 23 de septiembre de 2010

T3rcera identidad

Sally Tyler (Sharon Stone) es una mujer infelizmente casada que conoce a un apuesto periodista inglés, Leo Cauffield (Rupert Everett), del que no tarda en enamorarse. Sally terminará por contarle a su esposo la verdad y poco después se divorciará para poder casarse con Paul. Su vida parece ir sobre ruedas hasta que un día, de repente, Leo desaparece sin dejar rastro.

Tercera identidad (Marek Kanievska, 2004) está basada en hechos reales. Parece como si este detalle fuera a ofrecer un plus al film, un extra de credibilidad o de autenticidad. Pero el caso es que Tercera identidad es una mala película, se base en lo que se base.

El principal problema del film es que la historia avanza a base de saltos un tanto bruscos, algunos incluso repentinos, lo que le da a la historia una inconsistencia tremenda. No terminamos de conocer bien a los personajes y sus relaciones personales y profesionales y ya estamos en otro punto de la historia que, por culpa de esa manera tan imperfecta de estar contada, termina por desconcertarnos, al no saber jamás hacia dónde camina realmente. Así, los personajes nos son extraños y no llegamos a sentir una cierta afinidad o identificación con sus problemas. Tampoco el director logra trasmitirnos el peligro o la tensión que se supone deben rodear a la gente que vive en un mundo plagado de espías. Todo resulta un tanto impersonal y bastante distante. El uso de flash backs tampoco aporta nada e incluso algunos parecen innecesarios y, sobre todo, da la impresión que llegan demasiado tarde, cuando ya la historia ha avanzado demasiado sin apenas fuerza dramática.

Quizá parte del problema es que la película no termina de decantarse hacia la parte política ni hacia la parte romántica. El hecho de que el personaje principal sea el de la esposa abandonada parece orientar la película hacia los aspectos más personales e íntimos, pero al dejar a los personajes en bocetos y no ahondar en sus motivaciones, la historia no termina de llenarnos. En cuanto a la vertiente de intriga y espionaje, está algo dejada de lado durante casi todo el metraje, siendo como era la que podía dar más juego en términos de tensión. Solamente en una breve escena, cuando Paul explica el origen de su conversión al comunismo, podemos sentir un poco lo que hubiera podido ser, y no fue, un tema bastante rico que, por desgracia, sentimos que se ha desaprovechado en su totalidad.

Tampoco la elección de los dos protagonistas ayuda demasiado. Ni Sharon Stone ni Rupert Everett están demasiado inspirados. Él por frío y ella porque verdaderamente no es una una buena actriz y cuando debe contagiarnos sus miedos y su sufrimiento no lo consigue, en parte también por esa narración tan pobre a la que me refería anteriormente.

En resumen, una película bastante floja que no dejará más que la impresión de haber sido mal hecha de principio a fin.

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