El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 8 de julio de 2011

Bananas



Dirección: Woody Allen.
Guión: Woody Allen y Mickey Rose.
Música: Marvin Hamlisch.
Fotografía: Andrew M. Costikyan.
Reparto: Woody Allen, Louise Lasser, Carlos Montalbán, Natividad Abascal, Miguel Ángel Suárez, Jacobo Morales, David Ortiz, René Enriquez.

Bananas (1971) es la tercera película dirigida por Woody Allen, que también la escribió en colaboración con Mickey Rose. El título hace alusión, por un lado, a los paises bananeros al tiempo que recuerda la expresión to go bananas, volverse loco en inglés.

Fielding Mellish (Woody Allen) es un neoyorkino que trabaja como probador de productos. Enclenque y torpe, no tiene mucho éxito con las mujeres hasta que conoce y se enamora de Nancy (Louise Lasser), una joven activista política, con la que empieza una relación. Sin embargo, la relación con Fielding no termina de llenarla, por lo que Nancy decide romper con él. Desmoralizado, Fielding deja su trabajo y se va a San Marcos, un país sudamericano bajo una dictadura a donde habían planeado viajar cuando eran novios él y Nancy.

Bananas es uno de los primeros trabajos de Allen y eso se nota bastante. Su particular universo y su especial visión del mundo y en especial de las relaciones con las mujeres están aún en elaboración. Tras la brillante Toma el dinero y corre (1969), parece que el director da un paso atrás con esta historia que combina la introspección en las relaciones personales con la crítica política y la burla al periodismo.

El principal problema de Bananas reside en su guión, que me ha parecido el más flojo de todos los del director. Es por ello que la película se muestra muy irregular, sin una historia coherente y atractiva. Puede que no resultara sencillo combinar la crítica política (las similitudes con la revolución cubana son evidentes) con la exploración de las relaciones personales; el caso es que el resultado no está sencillamente logrado.

Tampoco las bromas y los chistes están demasiado trabajadas; la mayoría resultan muy ingenuas y previsibles, cuando no caen en la torpeza o el tópico directamente. También incorpora algunos gags de estilo surrealista, pero que tampoco consiguen dar en el blanco y quedan como una especie de rarezas a lo largo del film.

Tampoco detrás la cámara vemos a Allen con soltura, de ahí que por momentos el ritmo se resienta bastante, en especial cuando intenta alargar situaciones que ya no dan más de sí. Lo mejor es que se trata de una película de tan solo ochenta y dos minutos de duración. 

A nivel de reparto, un poco más de lo mismo: actores prácticamente desconocidos para un film que deja traslucir su bajo presupuesto de manera muy evidente y donde hasta a Woody Allen se le notan ciertas carencias que con el paso de los años irá remediando.

Hay momentos inspirados, algún detalle aquí y allá interesante, anunciando los mejores momentos posteriores de Woody Allen, pero en conjunto Bananas parece una película fallida, inconexa y sin demasiada inspiración. Queda para la historia como un film curioso donde podemos vislumbrar hacia donde apuntaba el director, pero se queda muy por detrás de la mayor parte de la obra posterior de Woody Allen.

Como curiosidad, señalar la breve aparición al comienzo de la película de un jovencito Sylvester Stallone, sin acreditar, como uno de los dos gamberros del metro.

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