Dirección: Woody Allen.
Guión: Woody Allen y Mickey Rose.
Música: Marvin Hamlisch.
Fotografía: Andrew M. Costikyan.
Reparto: Woody Allen, Louise Lasser, Carlos Montalbán, Natividad Abascal, Miguel Ángel Suárez, Jacobo Morales, David Ortiz, René Enriquez.
Bananas (1971) es la tercera película dirigida por Woody Allen, que también la escribió en colaboración con Mickey Rose. El título hace alusión, por un lado, a los paises bananeros al tiempo que recuerda la expresión to go bananas, volverse loco en inglés.
Fielding Mellish (Woody Allen) es un neoyorkino que trabaja como probador de productos. Enclenque y torpe, no tiene mucho éxito con las mujeres hasta que conoce y se enamora de Nancy (Louise Lasser), una joven activista política, con la que empieza una relación. Sin embargo, la relación con Fielding no termina de llenarla, por lo que Nancy decide romper con él. Desmoralizado, Fielding deja su trabajo y se va a San Marcos, un país sudamericano bajo una dictadura a donde habían planeado viajar cuando eran novios él y Nancy.
Bananas es uno de los primeros trabajos de Allen y eso se nota bastante. Su particular universo y su especial visión del mundo y en especial de las relaciones con las mujeres están aún en elaboración. Tras la brillante Toma el dinero y corre (1969), parece que el director da un paso atrás con esta historia que combina la introspección en las relaciones personales con la crítica política y la burla al periodismo.
El principal problema de Bananas reside en su guión, que me ha parecido el más flojo de todos los del director. Es por ello que la película se muestra muy irregular, sin una historia coherente y atractiva. Puede que no resultara sencillo combinar la crítica política (las similitudes con la revolución cubana son evidentes) con la exploración de las relaciones personales; el caso es que el resultado no está sencillamente logrado.
Tampoco las bromas y los chistes están demasiado trabajadas; la mayoría resultan muy ingenuas y previsibles, cuando no caen en la torpeza o el tópico directamente. También incorpora algunos gags de estilo surrealista, pero que tampoco consiguen dar en el blanco y quedan como una especie de rarezas a lo largo del film.
Tampoco detrás la cámara vemos a Allen con soltura, de ahí que por momentos el ritmo se resienta bastante, en especial cuando intenta alargar situaciones que ya no dan más de sí. Lo mejor es que se trata de una película de tan solo ochenta y dos minutos de duración.
Fielding Mellish (Woody Allen) es un neoyorkino que trabaja como probador de productos. Enclenque y torpe, no tiene mucho éxito con las mujeres hasta que conoce y se enamora de Nancy (Louise Lasser), una joven activista política, con la que empieza una relación. Sin embargo, la relación con Fielding no termina de llenarla, por lo que Nancy decide romper con él. Desmoralizado, Fielding deja su trabajo y se va a San Marcos, un país sudamericano bajo una dictadura a donde habían planeado viajar cuando eran novios él y Nancy.
Bananas es uno de los primeros trabajos de Allen y eso se nota bastante. Su particular universo y su especial visión del mundo y en especial de las relaciones con las mujeres están aún en elaboración. Tras la brillante Toma el dinero y corre (1969), parece que el director da un paso atrás con esta historia que combina la introspección en las relaciones personales con la crítica política y la burla al periodismo.
El principal problema de Bananas reside en su guión, que me ha parecido el más flojo de todos los del director. Es por ello que la película se muestra muy irregular, sin una historia coherente y atractiva. Puede que no resultara sencillo combinar la crítica política (las similitudes con la revolución cubana son evidentes) con la exploración de las relaciones personales; el caso es que el resultado no está sencillamente logrado.
Tampoco las bromas y los chistes están demasiado trabajadas; la mayoría resultan muy ingenuas y previsibles, cuando no caen en la torpeza o el tópico directamente. También incorpora algunos gags de estilo surrealista, pero que tampoco consiguen dar en el blanco y quedan como una especie de rarezas a lo largo del film.
Tampoco detrás la cámara vemos a Allen con soltura, de ahí que por momentos el ritmo se resienta bastante, en especial cuando intenta alargar situaciones que ya no dan más de sí. Lo mejor es que se trata de una película de tan solo ochenta y dos minutos de duración.
A nivel de reparto, un poco más de lo mismo: actores prácticamente desconocidos para un film que deja traslucir su bajo presupuesto de manera muy evidente y donde hasta a Woody Allen se le notan ciertas carencias que con el paso de los años irá remediando.
Hay momentos inspirados, algún detalle aquí y allá interesante, anunciando los mejores momentos posteriores de Woody Allen, pero en conjunto Bananas parece una película fallida, inconexa y sin demasiada inspiración. Queda para la historia como un film curioso donde podemos vislumbrar hacia donde apuntaba el director, pero se queda muy por detrás de la mayor parte de la obra posterior de Woody Allen.
Como curiosidad, señalar la breve aparición al comienzo de la película de un jovencito Sylvester Stallone, sin acreditar, como uno de los dos gamberros del metro.
Hay momentos inspirados, algún detalle aquí y allá interesante, anunciando los mejores momentos posteriores de Woody Allen, pero en conjunto Bananas parece una película fallida, inconexa y sin demasiada inspiración. Queda para la historia como un film curioso donde podemos vislumbrar hacia donde apuntaba el director, pero se queda muy por detrás de la mayor parte de la obra posterior de Woody Allen.
Como curiosidad, señalar la breve aparición al comienzo de la película de un jovencito Sylvester Stallone, sin acreditar, como uno de los dos gamberros del metro.
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