El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 8 de octubre de 2012

Blow-Up (Deseo de una mañana de verano)



Dirección: Michelangelo Antonioni.
Guión: Tonino Guerra & Michelangelo Antonioni (Cuento: Julio Cortázar).
Música: Herbert Hancock (AKA Herbie Hancock).
Fotografía: Carlo Di Palma.
Reparto: David Hemmings, Vanessa Redgrave, Sarah Miles, Peter Bowles, Jane Birkin, Gillian Hills, Verushka.

Thomas (David Hemmings) es un prestigioso fotógrafo que combina las fotos de moda con el trabajo de calle. Buscando una fotografía amable que culmine su último libro, se va a un parque donde fotografía a una pareja en actitud cariñosa. Cuando la mujer fotografiada (Vanessa Redgrave) le exija insistentemente que le entregue las fotos, Thomas se siente intrigado y las revela, descubriendo un posible asesinato.

Blow-Up (1966) está catalogado como un thriller. Sin duda, el centro de la historia, con el cadáver del parque, justificaría tal adscripción. Sin embargo, al final este detalle termina pareciendo casi anecdótico.

Basada en un relato breve de Julio Cortázar titulado La babas del diablo, el primer film internacional de Antonioni parece reflejar más su preocupación por ofrecernos un retrato de la sociedad londinense de la época. Una época, por cierto, muy peculiar, marcada por la moda, la rebeldía de la juventud, la transgresión, los mensajes iconoclastas y las drogas. Es decir, estamos en plena cultura Pop.

Ahora bien, hemos de aclarar que la película tiene su peculiar ritmo y Antonioni parece dejarse llevar por la experimentación, visual y argumental, de manera que estamos ante un film que no es del todo sencillo de ver ni de valorar.

Así, el director parece dejar el argumento en un segundo plano para centrarse en crear un particular universo visual con contínuos movimientos de cámara, amalgama de personajes, cambios de escenarios, diálogos inconexos, etc. El resultado es una película que roza el cine experimental, aunque sin romper nunca la ligazón con una estructura convencional, aunque transgredida en múltiples puntos. No siempre el resultado es el esperado y hay muchos momentos en que el ritmo de la película cae drásticamente en una repetición de planos que no terminan de impactarnos. A pesar de ello, Antonioni consigue mantener cierta tensión, en parte por los imprevisible del argumento y en parte por esa pizca de misterio en torno al posible asesinato que nos mantiene alerta en busca de una explicación.

También podemos comprobar la mirada crítica del director hacia el mundo de las artes, como la pintura y la propia fotografía, hasta cierto punto ridiculizada en las sesiones de estudio de Thomas. Y es que la mirada de Antonioni parece poner en duda los valores de un arte contemporáneo que, en aquellos años, rompía las normas y daba como resultado actitudes más bien sociales que meramente estéticas; como también puede verse en el concierto de los Yardbirds, con un público especialmente pasivo, y en el que el guitarrista destroza la guitarra. Es la evolución del arte a un mero espectáculo donde lo que importan son más las poses.

Para rematar la experiencia, el desenlace de la historia, lejos de ofrecernos una solución más o menos concreta al posible crimen, vuelve a jugar con nosostros al insinuar que todo hubiera podido ser una fantasía de Thomas. La fiesta de las drogas, el despertar confuso del fotógrafo y, finalmente, el partido de tenis de los mimos, con Thomas participando de la fantasía, parecen hacer dudar a Thomas de lo que ha vivido y plantean así la posibilidad de que nada de lo que hemos visto fuera real.

El reparto cuenta con un notable David Hemmings, en su papel más alabado y más conocido. Luego su carrera bajaría bastante. También cuenta con la gran Vanessa Redgrave que, sin embargo, es más recordada aquí por pasearse sin blusa por el piso del fotógrafo que por una interpretación excepcional. Podemos comprender el revuelo que causarían en su momento estas secuencias o la más atrevida de David haciendo un trío, sólo insinuado eso sí, con Jane Birkin y Gillian Hills.

Así que, en conclusión, hemos de prevenir sobre esta película: Blow-Up puede resultar desconcertante, aburrida o pretenciosa. Para algunos será una obra de arte, sin embargo. Los fotógrafos la tienen en una especie de lugar privilegiado y recibió en su día la Palma de Oro de Cannes. Sin ser un film especialmente bueno, creo que es un buen reflejo de su propia época y de las inquietudes de su propio realizador. Una curiosidad más que nada. Y siguiendo con curiosidades, el título hace relación, en fotografía, al hecho de realizar una gran ampliación durante el revelado de una foto.

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