El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Conocimiento carnal


Dirección: Mike Nichols.
Guión: Jules Feiffer (Teatro: Jules Feiffer).
Música: Varios.
Fotografía:Giuseppe Rotunno.
Reparto: Jack Nicholson, Candice Bergen, Ann-Margret, Art Garfunkel, Rita Moreno, Cynthia O'Neal, Carol Kane.

Jonathan (Jack Nicholson) y Sandy (Art Garfunkel) son dos universitarios compañeros de habitación que están aún dando sus primeros pasos en sus relaciones con chicas. En una fiesta, el tímido Sandy, alentado por Jonathan, conoce a Susan (Candice Bergen), una chica guapa e inteligente, y empieza a salir con ella. Lo malo es que también Jonathan se sentirá atraído por Susan.

Dos son los principales problemas de Conocimiento carnal (1971): es una película que se ha quedado bastante anticuada y es excesivamente teatral.

Imagino que en el momento de su estreno, Conocimiento carnal debió resultar bastante atrevida. Afronta los problemas de pareja desde un enfoque sexual muy abierto y además contiene algunos desnudos, masculinos y femeninos, muy atrevidos. Puede que todo ello resultara un aliciente en su época para verla, pero hoy en día la película ha perdido toda su carga transgresora e incluso resultan algo chocantes las conversaciones sobre sexo de los protanistas teniendo en cuenta que se trata de universitarios. Hoy en día, la virginidad y la inocencia se pierden mucho antes.

Sin embargo, el principal defecto que le encuentro al film es que se nota en exceso su origen teatral. Y no sólo eso, sino que Mike Nichols no parece demasiado preocupado por disimularlo. La consecuencia es que nos enfrentamos a un film tremendamente limitado, plagado de principio a fin de diálogos y con una sensación de claustrofobia que me terminó resultando casi insuperable. Puede que a ello contribuyera la manera de filmar de Nichols, demasiado exagerada, buscando un protagonismo evidente, queriendo dejar su huella, tal vez para darle un toque más cinematográfico a esa historia tan teatral. Pero el caso es que esos primeros planos fijos, con las conversaciones o la acción fuera de cámara, terminan quitando el aire a las escenas y resultando también de una teatralidad excesiva.

Es por ello que la película me pareció como coja, le faltaba algo, como una habitación desprovista de muebles, vacía. Y es que al quedar la historia tan circunscrita a unos pocos personajes, sin mostrarnos nada de sus vidas más que las relaciones entre ellos y siempre limitadas a las relaciones de pareja, la historia perdía fuerza, credibilidad y hasta empaque. Los personajes principales, Jonathan y Sandy, acaban reducidos a muy poca cosa y sus vidas a una sucesión de escenas muy similares que terminan resultando cansinas.

Pero lo peor es que un film que comienza de un modo un tanto prometedor y con cierto tono de comedia, termina derivando en un drama bastante triste sobre el fracaso en las relaciones, el hastío y el enfrentamiento de pareja de un modo un tanto extraño. El salto entre la primera parte y la segunda es bastante abrupto y la unidad narrativa se resiente. Además, la película pierde ritmo de forma alarmante y las escenas en el apartamento de Jonathan resultan agobiantes y lúgubres, haciendo que el film de la impresión de alargarse excesivamente, sobre todo en las escenas finales, que parecen anunciar un desenlace que no termina de llegar y, cuando lo hace, vuelve a hacerlo con una escena extraña, inconexa y que no termina de resultar, dando la sensación de que el desenlace es tan poco preciso y acertado como el resto de la historia.

Lo único interesante de la película es el reparto, donde podemos disfrutar de un jovencito Jack Nicholson bastante acertado y, como curiosidad, disfrutamos de los pinitos en el cine del cantante Art Garfunkel, cuyo trabajo resulta muy meritorio. A su lado, dos hermosas mujeres: Candice Bergen, preciosa, y una explosiva Ann-Margret en un gran trabajo que le valió ser nominada al Oscar como mejor secundaria.

Resumiendo, Conocimiento carnal se queda, tristemente, muy lejos de El graduado (1967), donde esa vez sí que supo Nichols sacar petróleo del guión y construir una buena película que funciona a pesar del paso de los años. Aquí, por desgracia y por culpa de un guión muy limitado, nos dejó una pobre historia que no termina de resultar coherente y que, sin la carga provocativa de su momento, se queda en muy poca cosa.

1 comentario:

  1. No estoy de acuerdo a mi parece bastante pasable la película, sin ser un experto en cine. Las actuaciones de Jack Nicholson y Ann Margaret, además de la belleza de ésta última se me hace suficientes para volver a verla. La ví algunos años en televisión y me pareció entretenida. La verdad ni el final recuerdo, pero la belleza de Ann si.

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