El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Secretos compartidos



Director: Ben Younger.
Guión: Ben Younger.
Música: Ryan Shore.
Fotografía: William Rexer.
Reparto: Meryl Streep, Uma Thurman, Bryan Greenberg, Jon Abrahams, Adriana Biasi, David Younger, Palmer Brown, Zak Orth.

La vida de Rafi (Uma Thurman), una divorciada de 37 años, da un vuelco cuando empieza a salir con un pintor mucho más joven que ella. A pesar de la atracción que siente por él, la diferencia de edad le plantea dudas que la llevan a buscar el consejo de su psicoanalista Lisa Metzger(Meryl Streep). La cosa se complica cuando ésta descubra que el joven con el que sale Rafi es su hijo David (Bryan Greenberg).

Secretos compartidos (2005) es fácil que nos recuerde a Woody Allen: Manhattan, una familia judía, conflictos personales, terapias,... y no comento ésto como un defecto, ni mucho menos. La película es inteligente y tiene su propia personalidad. Pero básicamente, por su temática, nos hará pensar en el gran Allen. Sin embargo, no logra el nivel de Annie Hall (1977) o Manhattan (1979). Y tampoco podemos pedirle eso. Sería injusto. A su nivel, sin embargo, es una buena película. Tiene sus pequeños defectos, pero en general funciona convincentemente.

Para empezar, me ha gustado mucho el guión. No es que sea un derroche de originalidad, pero está bien hilvanado y posee unos diálogos de un tono bastante elevado y por momentos incluso brillantes. Además, se toma en serio su historia y eso resulta crucial en el desarrollo de la película. Es cierto que podemos calificarla de comedia, pero sin que esa orientación sea demasiado descarada. De hecho, el film va ganado en hondura y se va tornando más dramático conforme avanzamos en él. No es que termine siendo tristón o lacrimógeno, pero va dejando las bromas en un segundo plano. A eso me refería cuando decía que se tomaba la historia en serio. Y eso me gustó. Otras comedias románticas se basan en recurrir a constantes salidas de tono, a plantear situaciones normales para después transformalas en ridículas o anómalas. Es un camino tan válido quizá como el de Secretos compartidos, pero a mí me ha llenado más la propuesta de esta última. Y lo ha hecho porque al final nos creemos lo que nos cuenta, y por eso lo vivimos con más hondura. Dentro del tono de comedia, la historia nos habla de un amor imposible por barreras como la edad o la religión; del dilema de una madre entre sus convicciones personales y las profesionales. Y todo ello a través de tres personajes muy bien construidos: nada de excentricidades, son personales corrientes que se deben enfrentar al tema universal que rige nuestras vidas, el amor.

Además, dentro de ese planteamiento serio, el film huye de cualquier extremo. Ni se toma las relaciones personales a broma ni tampoco las convierte en un drama insuperable. Adopta un punto de vista normal, a la altura de unos personajes con sus miedos y sus defectos, pero con un cierto nivel cultural y de maduración personal. Y la verdad es que es enfoque que funciona y me parece muy convincente.

Pero no pensemos que Secretos compartidos está exenta de fallos. Quizá el más evidente es que se trata, en esencia, del típico esquema de las comedias románticas: una pareja que se enamora, que después se distancia y al final termina reconciliándose o rompiendo, pues el final puede terner estas dos variantes principales. Con ello, la historia enseguida se nos hace familiar y bastante predecible. Además, la película en su virtud lleva también su pecado. Me refiero a que el guión es detallista, se toma su tiempo a la hora de contarnos la relación de Rafi y David y de ambos con Lisa y eso hace que el film se alargue quizá un poco más de lo que hubiera sido aconsejable. A mitad del film se nota un pequeño bajón y podemos tener la sensación que sobran algunas escenas. La culpa, si se puede llamar así, resida tal vez en un ritmo pausado y en que no siempre el guión logra sorprendernos con la misma gracia o intensidad de determinados momentos.

Pero eso sí, el desenlace me resultó especialmente elegante. Se evita deliberadamente el tono dramático y la ruptura se nos presenta una vez consumada. Pero no hay reproches ni dolor, sino una complicidad tierna. Estamos ante un hermoso final, moralista en su justa medida, pero elegante y que funciona como estaba previsto, pues no nos deja mal sabor de boca, sólo la constatación de que la vida es así. Punto.

En lo que sí que Secretos compartidos resulta perfecta es en cuanto al reparto. Poder contar con Meryl Streep sin duda no tiene precio. Es maravilloso poder disfrutar de su trabajo, natural, directo, con pequeños matices aquí y allá. Descubrí un deleite especial en ir siguiendo sus gestos, viendo la maravillosa manera que tiene de emocionarse, de llorar, y de contagiarnos al instante toda la ternura del mundo con una mirada. Resulta complicado tener que compartir plano con una actriz así y, sin embargo, Uma Thurman no solo aguanta con clase, sino que consigue también unos registros asombrosos. Interpreta a una mujer madura, pero a la vez la sentimos frágil, tierna y vulnerable y la felicidad que destila su cara cuando se enamora es deslumbrante. Bryan Greenberg es el tercero en discordia y me parece que su trabajo, sin llegar al nivel de sus compañeras, es también muy convincente. Tiene aplomo, tiene una agradable presencia y consiguió meterse en su papel y convencernos de su inexperiencia y sus torpezas. La escena en el ascensor me pareció preciosa.

Así que creo que estamos ante una muy buena comedia, bien planteada, con un enredo creíble y bastante original que da lugar a momentos muy divertidos al comienzo de la relación y donde se mantiene un muy buen equilibrio entre el tono ligero, el romántico y el drama hasta conseguir una hermosa historia bastante conmovedora.

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