El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

El portero de noche



Dirección: Liliana Cavani.
Guión: Liliana Cavani & Italo Moscati.
Música: Danièle Paris.
Fotografía: Alfio Contini.
Reparto: Charlotte Rampling, Dirk Bogarde, Philippe Leroy, Gabriele Ferzetti, Piero Vidal, Nora Ricci, Isa Miranda, Giuseppe Addobbati.

Viena, 1957. Una mujer judía, esposa de un director de orquesta, reconoce en el portero del hotel en el que se aloja al oficial nazi que, en un campo de concentración, la había utilizado como objeto sexual en una tortuosa relación sadomasoquista.

El portero de noche (1973) es la película más conocida y polémica de Liliana Cavani, una directora con una muy breve producción que no hubiera pasado a la historia del cine de no ser por este film. El portero de noche se ganó su sitio en esta historia a raíz del espinoso tema que trata y también por el recurso a un erotismo un tanto cutre pero que en su época resultaba bastante novedoso. El revuelo que provocó en su estreno fue mayúsculo, uniéndose a esa corriente que ve la luz en esos años y que dio lugar a películas como El último tango en París (Bernardo Bertolucci, 1972). Sin embargo, reducir El portero de noche a mero film erótico, comparándolo con Emmanuelle (Just Jaeckin, 1974), por ejemplo, creo que es injusto e inexacto. Es verdad que Liliana Cavani recurre a escenas eróticas en su película, pero el mensaje que quiere comunicarnos creo que es otro.

Lo que plantea la película, y donde reside su mayor problemática, es la relación entre un verdugo y su víctima con el telón de fondo del nazismo. Max (Dirk Bogarde), un oficial nazi, se encapricha de una de sus prisioneras, Lucía (Charlotte Rampling), y establece una extraña relación con ella basada en el miedo, la sumisión y el sadomasoquismo. Una vez terminada la guerra, sus destinos se separan hasta el día en que el azar los vuelve a reunir. Cuando lo esperado sería el odio o la repulsa de Lucía hacia él, lo que sucede es que se reanuda la relación entre ambos. Él ama a esa mujer que fue suya por completo cuando era una chiquilla, ella siente una especie de enfermiza atracción hacia su guardián.

Esta relación es el eje de la película. Es complicado entenderla y también aceptarla. Y más cuando la directora tampoco se toma muchas molestias en explicarla. Movida por el efectismo y cierta pendantería, Liliana Cavani construye una historia que escarba en las miserias humanas y que intenta adornar a base de provocación, morbo y una bella banda sonora que no termina de encajar, sin embargo, con el tono algo cutre de la cinta. Pero esta crítica no implicar el negar que la propuesta parece intentar ir más allá de un film erótico al uso. El problema es que hoy en día ya no es una película que pueda escandalizarnos por lo que, desprovista de su carga erótica, nos quedamos solo frente a un argumento que parece muy limitado, una puesta en escena no muy brillante y una duración a todas luces excesiva.

Y también, aunque esto ya es una cuestión más personal, está una estética de dudoso buen gusto, con algunas escenas en que se recurre a clichés eróticos de dudosa eficacia que con el paso de los años muestran toda su vacuidad.

Mención aparte merece el trabajo de Dirk Bogarde y Charlotte Rampling. Sin duda ambos son lo mejor de El portero de noche. Del primero tenemos muchos ejemplos de su especial talento y aunque no es ésta la mejor interpretación de su carrera, sí que aporta a su personaje un extraño magnetismo y una indefinición que nos mantiene alerta siempre. La sorpresa me vino de la mano de la bella Charlotte, mucho más versátil de lo esperado y dándole a su personaje unos matices muy interesantes. Por contra, el resto del reparto resulta bastante gris y deja una muy mala sensación en general.

El portero de noche es una película curiosa: ni es tan simple como para reducirla a un film erótico sin más, ni tampoco es tan profunda como su directora parece pretender hacernos creer. Desde mi punto de vista, es un film oportunista que se aprovecha del aperturismo y permisividad de la época para ofrecer un cóctel pseudointelectual y erótico con más pretensiones que resultados. Es un film que termina haciéndose interminable, demasiado repetitivo, pretencioso y algo cutre. Como decía antes, sin el escándalo de su momento, se nos queda en muy poquita cosa.

3 comentarios:

  1. Estoy viendo la película y comparto tu opiñon, pero hoy en día en Argentina se juzgan a militares, civiles y clérigos de la iglesia católica por sus crímenes y la película parece mas actual. En esta parte del mundo, sobre todo por la libertad y la forma de actuar de los nazis y los milicos y civiles argentinos, esa idea de que todo paso y pueden continuar con la vida tranquilamente... y que lo volverían a hacer sin problemas, se sienten orgullosos de torturar, violar, robar niños y todas las perversiones inimaginables.
    La película es muy extensa dan ganas de no verla mas como las décadas de impunidad de tanto represor suelto por el mundo.

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  2. Uy, chicos! Estoy muy en desacuerdo con vosotros. Yo la encuentro muy profunda. Estuve viendo hace unos días "El sirviente" de Joseph Losey , y creo que en esa línea, me revela mucho sobre las relaciones de poder. Para mí la película te enfrenta con la parte más oculta de nuestra psique , y tanto a nivel individual como colectiva, trata de la ambigüa y malsana relación que establecemos con esa fascinación cultural por el que manda y protege , con el que obedece y se infantiliza. Creo que encubrimos esa oscura parte como encubrimos el racismo creyéndonos excentos de ellos. Sin embargo , está claro que el hombre hoy sigue todavía el esquema de poder y dominado (como explica Erich Fromm en "miedo a la libertad") El paternalismo de Estado o doméstico. Acordaros de que Max la llama "mi niña". Lo que creo que nos escueze en esta película es que todos vemos que hay que estar en guardia para no caher en ese sadomasoquismo cultural anclado en nosotros y que el escándalo de ésta película fué que planteó la ecuación de que no habría cabida para impulsos tiranos si no hubiera esclavos dispuestos a serlo. Es fuerte , pero es valiente plantearlo ( tambien lo plantea Samira Makhmalbaf en "El caballo de dos piernas") . Qué pensais vosostros?

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  3. Hola Eva. Me parece muy brillante la interpretación que haces de la película. Mi punto de vista no es diferente al tuyo; sólo que, valorando la película en todas sus vertientes, me pareció un film un tanto fallido en cuanto a puesta en escena y tratamiento del tema principal. Como decía en mi crítica, la película es mucho más que un film provocador, pero creo que la directora no estaba a la altura y el resultado final no fue bueno. Pero sí que es verdad que la situación de amo-esclava da lugar a debates muy interesantes, como tú misma esbozas. Gracias por tu aportación. Un cordial saludo.

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