El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 10 de diciembre de 2016

La caída de la casa Usher



Dirección: Roger Corman.
Guión: Richard Matheson (Relato: Edgard Allan Poe).
Música: Les Baxter.
Fotografía: Floyd Crosby.
Reparto: Vincent Price, Mark Damon, Myrna Fahey, Harry Ellerbe, George Paul, Bill Borzage, Géraldine Paulette.

Philip Winthrop (Mark Damon) viaja desde Boston a la mansión de la familia Usher en busca de su prometida, Madeleine (Myrna Fahey). Sin embargo, al llegar a la casa, se encuentra con que Roderick (Vincent Price), el hermano de Madeleine, le dice que no podrá verla y que abandone la casa.

La caída de la casa Usher (1960) será la primera de las varias adaptaciones de la obra de Poe que realiza Roger Corman, un director de serie B al que el éxito de esta película le facilitaría las posteriores incursiones en la obra del novelista americano.

El género del terror es, tal vez, el que peor soporta el paso del tiempo. Lo que en los años treinta causaba pavor, provoca nuestras sonrisas en la actualidad. Y algo así le sucede al relato de Corman, que tal vez en el momento de su estreno pudiera asustar a más de uno, pero hoy en día dudo que lo haga ni con niños de diez años. Es por eso que este género tiene que ir siempre forzando un poco más las cosas, hasta extremos repugnantes muchas veces, pues en seguida nos acostumbramos a lo más macabro y terminamos por ser casi inmunes.

La caída de la casa Usher es un film de muy bajo presupuesto, rodada en apenas quince días, de ahí que en la actualidad nos deje una impresión de ser una producción muy limitada, con pobres efectos especiales y una contención extrema de medios, como se puede apreciar en los escenarios, reducidos a unos pocos aposentos, con una puesta en escena muy básica, y con solo cuatro actores principales.

También sorprende hoy en día el empleo de los recursos más básicos para intentar asustarnos: nieblas, truenos, ruidos de puertas que se cierran, telas de araña, luz de velas, viento, ratas y hasta cadenas y candados. Todo muy clásico y también muy pasado de moda. Como es de suponer, con todo ello no faltan momentos en que se nos escapa una sonrisa ante lo elemental de estos trucos.

Y aún así, a pesar de toda esta sencillez, la película es un curioso ejercicio de estilo en el que se juega con habilidad con el misterio en torno a la familia Usher y su supuesta enfermedad, al tiempo que se intenta crear una atmósfera opresiva donde la casa también juega un papel crucial. El arranque de la película posee una buena dosis de intriga que nos mantiene atentos a lo que pueda suceder.

Es verdad, sin embargo, que hay momentos en que la intensidad sufre algunos altibajos, en especial en la parte central de la historia, que se vuelve un poco repetitiva. Pero el director logra darle un nuevo impulso en la parte final, donde el desenlace nos proporciona sin duda los mejores momentos de toda la película, hasta la demoledora escena del incendio y el derrumbe de la casa que pone un más que honroso broche a la película.

Si exceptuamos la presencia de Vincent Price, el mejor del breve reparto, los actores de La caída de la casa Usher encajan muy bien con el nivel de serie B de la cinta, con unas interpretaciones bastante limitadas.

La caída de la casa Usher es, hoy en día, un film histórico dentro del género más que otra cosa, con el atractivo de la presencia de Vincent Price y la honesta y directa puesta en escena. Un film más para curiosos y nostálgicos.

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