El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 11 de diciembre de 2016

Sherlock Holmes: juego de sombras



Dirección: Guy Ritchie.
Guión: Kieran Mulroney y Michele Mulroney (Personajes: Arthur Conan Doyle).
Música: Hans Zimmer.
Fotografía: Philippe Rousselot.
Reparto: Robert Downey Jr., Jude Law, Noomi Rapace, Jared Harris, Paul Anderson, Stephen Fry, Kelly Reilly, Rachel McAdams, Geraldine James.

Finales del siglo XIX. El mundo se ve sacudido por una serie de atentados que aumentan la tensión entre las potencias europeas y amenazan con desencadenar una guerra de imprevisibles consecuencias. Mientras parece que toda esa agitación es por causas políticas, para Sherlock Holmes (Robert Downey Jr.) la explicación tiene otro nombre: Moriarty (Jared Harrys).

Por lo general, me gusta tomarme en serio los géneros cinematográficos e incluso una comedia me parece que siempre debe tomarse como algo serio. Sin embargo, la tendencia actual en cuanto al género de aventuras tiende a buscar el espectáculo por encima de todo y muchas películas acaban siendo una parodia de sí mismas. Y algo parecido le sucede a Sherlock Holmes: juego de sombras (2011), segunda película del director sobre el detective tras Sherlock Holmes (2009), o al menos, esa es la impresión que tenemos al comienzo de la película, con algunas escenas de acción que parecen una especie de juego de circo, un más difícil todavía tan increíble como ridículo, ayudado además por los disfraces que adopta el protagonista, llegando al ridículo absoluto con su camuflaje de mujer.

Sin embargo, no sé si por pretendido acierto o por pura casualidad, la cosa no llega a mayores y oportunamente, conforme avanza la historia y va aumentando la carga dramática, la situación se endereza y la intriga y el peligro ganan peso y asistimos a una trama bien construida y una tensión que va ganando enteros hasta llegar al final, con trampa, es verdad,  pero que ni sorprende (ya estamos bastante habituados a estos guiños argumentales) ni molesta, pues es ya algo tan socorrido como el famoso beso final de los films románticos.

Lo que sí que me molesta un poco es cómo se puede llegar a retorcer el personaje de Sherlock Holmes, convertido aquí en un atleta y luchador más cercano a películas de artes marciales que a la imagen clásica que teníamos del detective. Entiendo que las aproximaciones actuales busquen innovar, pero creo que algunas veces se exceden con la supuesta originalidad. Al menos aquí Watson sigue siendo un hombre y Holmes conserva su prodigiosa inteligencia.

A pesar de los peros señalados y de una predisposición no muy favorable a la película, he de reconocer que me resultó bastante entretenida. Puede ser por el hecho de que, esperándome una aproximación más chapucera al personaje de Conan Doyle, y aceptando la premisa de que la historia iba a estar plagada de escenas imposibles y bromas elementales, al final acabé por aceptar todas las licencias del guión con buen humor, dejándome llevar por una aventura muy bien filmada, con algunas escenas brillantes, algunos detalles simpáticos muy oportunos y un desarrollo ágil que hace que la película se haga muy amena. Y esta es la única manera posible para poder disfrutar de un film de estas características.

Otro punto sin duda a favor de la historia es contar con dos protagonistas como Downey Jr., genial y carismático, que compone un Holmes convincente, y Jude Law, un actor de gran talento.

Sin ser el estilo de películas que me gustan especialmente ni la mejor visión de Sherlock Holmes, al menos ésta aproximación al detective resulta un pasatiempo de muy buena factura y bastante entretenido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario