El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 4 de mayo de 2017

Basic



Dirección: John McTiernan.
Guión: James Vanderbilt.
Música: Klaus Badelt.
Fotografía: Steve Mason.
Reparto: John Travolta, Samuel L. Jackson, Connie Nielsen, Giovanni Ribisi, Brian Van Holt, Taye Diggs, Cristian de la Fuente, Dash Mihok, Roselyn Sanchez, Harry Connick Jr., Tim Daly.

Un entrenamiento de un grupo de soldados de las Fuerzas Especiales en Panamá sufre un desenlace inesperado: solo dos soldados son rescatados con vida. En busca de respuestas, el coronel Bill Styles (Tim Daly) decide recurrir a su viejo amigo Hardy (John Travolta), un experto en interrogatorios, para que le ayude a desvelar lo sucedido en la selva.

Al igual que le sucedió seguramente a muchos, fue el intrigante comienzo de Basic (2003) lo que me enganchó irremediablemente al sofá, animándome a ver este film de intriga militar. Eso y que John McTiernan es sinónimo, sin duda, de entretenimiento, como dejó bien patente con films como Depredador (1987) y La jungla de cristal (1988). Es cierto que no es el suyo un cine de gran calidad, pero cumple con creces en general a la hora de ofrecer emociones y espectáculo.

Y, como decía, el comienzo de Basic es de lo más prometedor: solo dos soldados salen con vida de un entrenamiento más o menos rutinario y ninguno de ellos puede o quiere aclarar lo sucedido. El problema es que en el cine actual parece que los guionistas no se contentan con crear una trama más o menos interesante, sino que parece que se sienten en la obligación de darle un algo más, añadirle cierta dosis de un más difícil todavía, como si quedarse en un nivel normal fuera algo inconcebible. Así que se deja de lado cualquier aspecto de realidad o credibilidad y se lanzan, como es el caso de James Vanderbilt, a retorcer el argumento hasta convertirlo en un absurdo infumable. Y el caso es que no era necesario. Si el guionista hubiera prescindido de los últimos minutos de la historia, la película hubiera resultado bastante interesante. Es verdad que a veces la cosa se enreda en exceso, con la proliferación de nombres, las idas y venidas de las diferentes versiones de lo sucedido y un extraño y prescindible baile de identidades que no aporta nada más que un poco más de confusión a la ya de por sí liosa trama. Y es que el último giro, el truco final de Vanderbilt es innecesario, inútil y estúpido. Pero es que parece que si no se retuerce la historia un poco más, uno no se queda satisfecho. En este caso, mejor hubiera sido contener la imaginación o el engaño y todos hubiéramos salido ganando.

Porque la historia, sin esos absurdos engaños, era bastante atractiva, además de contar con un John Travolta magnífico. John McTiernan también demuestra que conoce el oficio a la perfección y recurriendo a una lluvia constante, algo no muy original pero eficaz, consigue crear una atmósfera claustrofobia y amenazante que refuerza la intriga y añade un clima de lo más agobiante. Es decir, director y actores ponen todo cuanto pueden por hacer un film entretenido e intrigante. Pero es que con un guión así, todo se viene abajo irremediablemente al final.

Lástima pues de ese guión tramposo y tan poco creíble que termina por arruinarnos la experiencia. A veces es mejor pecar por defecto que intentar apuntarse un tanto a toda costa. Una pena.

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