Dirección: David Attwood.
Guión: Alan Cubitt (Novela: Arthur Conan Doyle).
Música: Robert Lane.
Fotografía: James Welland.
Reparto: Richard Roxburgh, Ian Hart, John Nettles, Geraldine James, Matt Day, Neve McIntosh, Ron Cook, Liza Tarbuck, Richard E. Grant.
Desde los tiempos de Hugo Baskerville, muerto por el perro de su esposa, una maldición parece cernirse sobre sus herederos. Por eso, cuando Sir Charles Baskerville muere aterrorizado de un ataque al corazón, Holmes intentará proteger a su heredero, Sir Henry (Matt Day), amenazado también por la leyenda.
Nueva adaptación de una de las novelas más famosas de Sir Arthur Conan Doyle, en esta ocasión en una versión para la televisión.
Fiel a la tradición británica, El perro de los Baskerville (2002) presenta un aspecto cuidado en los detalles que sin embargo no puede ocultar un desarrollo un tanto errático y sin verdadera identidad.
El problema de esta versión es un cúmulo de pequeños detalles que van minando la película casi sin querer. No son fallos notorios, es cierto, pero denotan en general falta de talento y cierto enfoque más pendiente de lo accesorio.
Por ejemplo, el reparto es un tanto flojo. No es que se trate de malos actores, pero tampoco transmiten nada en realidad. Richard Roxburgh físicamente da con la imagen que más o menos nos hemos hecho del detective Sherlock Holmes, pero carece de carisma y en algunos momentos su interpretación no resulta convincente, con lo que el relato cojea ya inevitablemente desde este punto. Y si además le añadimos un Watson bastante inexpresivo a cargo de Ian Hart, al tiempo que su relación con Holmes es cuando menos sorprendente, con algún enfrentamiento con el detective que se contradice con todo lo conocido hasta la fecha, se entiende que estemos ante una de las parejas menos atractivas de las diversas versiones cinematográficas.
Además, la dirección de David Attwood tampoco terminó de convencerme, sobre todo a la hora de hilvanar ciertas transiciones, con saltos demasiado bruscos a veces que no tienen en realidad una explicación lógica y que parecen más fruto de un trabajo poco meticuloso, y en la manera en general de desarrollar el relato, que no termina de presentarse con la claridad y la intensidad necesarias.
Como suele ser habitual en el cine más reciente, los aspectos técnicos están bastante logrados, en especial con el sabueso, que en la escena donde hace su aparición resulta realmente aterrador. Tal vez, este es el mejor momento de El perro de los Barkerville, lo que viene a incidir en mi idea: la película logra un buen desempeño en los aspectos visuales, mientras que en el espíritu del relato es donde flojea.
No estamos, desde luego, ante una versión memorable de la novela de Conan Doyle. Tristemente, este film pasa sin pena ni gloria, desaprovechando buena parte del potencial del relato y dejando como resultado una historia sin nada realmente elogiable, correcta pero plana.
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