El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 3 de noviembre de 2022

El perro de los Baskerville



Dirección: David Attwood.

Guión: Alan Cubitt (Novela: Arthur Conan Doyle).

Música: Robert Lane.

Fotografía: James Welland.

Reparto: Richard Roxburgh, Ian Hart, John Nettles, Geraldine James, Matt Day, Neve McIntosh, Ron Cook, Liza Tarbuck, Richard E. Grant. 

Desde los tiempos de Hugo Baskerville, muerto por el perro de su esposa, una maldición parece cernirse sobre sus herederos. Por eso, cuando Sir Charles Baskerville muere aterrorizado de un ataque al corazón, Holmes intentará proteger a su heredero, Sir Henry (Matt Day), amenazado también por la leyenda.

Nueva adaptación de una de las novelas más famosas de Sir Arthur Conan Doyle, en esta ocasión en una versión para la televisión.

Fiel a la tradición británica, El perro de los Baskerville (2002) presenta un aspecto cuidado en los detalles que sin embargo no puede ocultar un desarrollo un tanto errático y sin verdadera identidad.

El problema de esta versión es un cúmulo de pequeños detalles que van minando la película casi sin querer. No son fallos notorios, es cierto, pero denotan en general falta de talento y cierto enfoque más pendiente de lo accesorio.

Por ejemplo, el reparto es un tanto flojo. No es que se trate de malos actores, pero tampoco transmiten nada en realidad. Richard Roxburgh físicamente da con la imagen que más o menos nos hemos hecho del detective Sherlock Holmes, pero carece de carisma y en algunos momentos su interpretación no resulta convincente, con lo que el relato cojea ya inevitablemente desde este punto. Y si además le añadimos un Watson bastante inexpresivo a cargo de Ian Hart, al tiempo que su relación con Holmes es cuando menos sorprendente, con algún enfrentamiento con el detective que se contradice con todo lo conocido hasta la fecha, se entiende que estemos ante una de las parejas menos atractivas de las diversas versiones cinematográficas.

Además, la dirección de David Attwood tampoco terminó de convencerme, sobre todo a la hora de hilvanar ciertas transiciones, con saltos demasiado bruscos a veces que no tienen en realidad una explicación lógica y que parecen más fruto de un trabajo poco meticuloso, y en la manera en general de desarrollar el relato, que no termina de presentarse con la claridad y la intensidad necesarias.

Como suele ser habitual en el cine más reciente, los aspectos técnicos están bastante logrados, en especial con el sabueso, que en la escena donde hace su aparición resulta realmente aterrador. Tal vez, este es el mejor momento de El perro de los Barkerville, lo que viene a incidir en mi idea: la película logra un buen desempeño en los aspectos visuales, mientras que en el espíritu del relato es donde flojea.

No estamos, desde luego, ante una versión memorable de la novela de Conan Doyle. Tristemente, este film pasa sin pena ni gloria, desaprovechando buena parte del potencial del relato y dejando como resultado una historia sin nada realmente elogiable, correcta pero plana.

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