Dirección: Mel Brooks.
Guión: Mel Brooks.
Música: John Morris.
Fotografía: Joseph Coffey.
Reparto: Zero Mostel, Gene Wilder, Estelle Winwood, Christopher Hewett, Kenneth Mars, Lee Meredith, Renee Taylor, Andreas Voutsinas, Bill Hickey, David Patch, Dick Shawn.
Un productor arruinado, Max Bialystock (Zero Mostel), con la ayuda de Leo Bloom (Gene Wilder), un aburrido contable, pone en marcha un plan para hacerse ricos con el fracaso de una obra teatral.
Primer largometraje de Mel Brooks, que firma también el guión, Los productores (1967) es una comedia un tanto chabacana, típico ejemplo de un humor nada refinado.
Hacer una buena comedia es tal vez uno de los retos más complicados del mundo del arte. Se requiere ingenio, buen gusto e imaginación, todo de lo que parece carecer el bueno de Mel Brooks, cuyo sentido del humor es bastante primitivo, como nos muestra esta película con meridiana claridad.
El argumento pasa a un segundo plano y parece cumplir la mera función de servir de base para el despliegue de todo el arsenal de bromas que el director debió considerar desternillantes, pero que provocan más pena que risa.
Los personajes, por ejemplo, son realmente caricaturas groseras, rozando el esperpento. Se comportan como neuróticos y la supuesta comicidad reside en gritos desmedidos, diálogos absurdos y actitudes extravagantes. Y al igual que el argumento, son figuras sin profundidad, elementales, en una concepción muy básica a la que no le importa dotarlos ni de profundidad ni de verosimilitud.
Al tiempo que personajes rocambolescos, el humor de Mel Brooks se asienta en tópicos un tanto infantiles y demasiado vistos como para que sorprendan, como el sexo o la homosexualidad, por ejemplo.
Es un tipo de comedia que ha tenido éxito entre amplios sectores del público, por lo que no dudo que Los productores pueda resultar graciosa para determinado tipo de espectadores pero, sinceramente, a mí me pareció vulgar, aburrida, predecible y llena de tópicos evidentes y poco sutiles.
Lo mejor, sin lugar a dudas, es el trabajo del elenco. Es cierto que sus interpretaciones son aparatosas, muy teatrales, pero se corresponden lógicamente con el estilo de humor de la propuesta de Mel Brooks, por lo que dentro de su artificiosidad resultan consecuentes y funcionan bien, en especial Zero Mostel que logra dar cierta gracia a su explosivo personaje. Gene Wilder, fiel a su estilo menos aparatoso, da el punto de pausa a la pareja protagonista.
Más adelante, Mel Brooks se fue especializando en realizar parodias de películas de éxito, dejándonos títulos como El jovencito Frankenstein (1974), su mejor película con diferencia, Soy o no soy (1983), La loca historia de las galaxias (1987) o Las locas, locas aventuras de Robin Hood (1993).
Curiosamente, Los productores se llevó el Oscar al mejor guión original, lo cual no deja de asombrarme.
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