El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 17 de noviembre de 2022

Una historia del Bronx



Dirección: Robert De Niro.

Guión: Chazz Palminteri (Obra: Chazz Palminteri).

Música: Butch Barbella.

Fotografia: Reynaldo Villalobos.

Reparto: Robert De Niro, Chazz Palminteri, Lillo Brancato, Francis Capra, Taral Hicks, Kathrine Narducci, Clem Caserta, Joe Pesci. 

1960, Calogero (Francis Capra) es un niño de nueve años del Bronx que siente cierta fascinación por Sonny (Chazz Palminteri), el gángster del barrio. Un día, Calogero ve como Sonny mata a un tipo en plena calle pero cuando la policía le pide que lo identifique, el niño niega que fuera el asesino. A partir de ahí, Sonny empieza a cuidar de Calogero.

Una historia del Bronx (1993) supone el debut de Robert De Niro en la dirección y para ello parece elegir un tema en el que se encuentra cómodo, pues recordamos su paso, por ejemplo, por El padrino II (Francis Ford Coppola, 1974), Érase una vez en América (Sergio Leone, 1984), Los intocables de Eliot Ness (Brian De Palma, 1987) o Uno de los nuestros (Martin Scorsese, 1990), todas ellas relacionadas con el mundo de la mafia.

La historia está narrada desde el punto de vista de Calogero a los nueve años en el comienzo del film, interpretado por un convincente y expresivo Francis Capra, y el mismo muchacho ya adolescente después, encarnado ahora por un Lillo Brancato algo menos convincente aunque adecuado para el papel debido a su gran parecido con De Niro, que interpreta a su padre, un honrado conductor de autobús que ha de luchar por alejar a su hijo de la influencia del gángster local Sonny y todo lo que representa.

Este es el dilema básico de la película: la atracción que siente Calogero por Sonny y su ambiente delictivo en contraposición del mundo menos glamuroso que representa su padre, un modesto trabajador con limitados ingresos y una vida mucho menos apasionante a ojos de su hijo. También entra en juego, cómo no, la lucha generacional, con el deseo de afirmación de Calogero frente a su progenitor.

Lo interesante es que este dilema se plantea sin dramatismos: Lorenzo (Robert De Niro) intenta proteger a su hijo y orientarlo en el buen camino, temiendo que el joven termine en el mundo de la delincuencia bajo la influencia de Sonny quien, por su parte, acaba por cogerle cariño al muchacho y también busca orientarlo de la mejor manera posible, desaconsejándole seguir su ejemplo y buscando apartarlo de su pandilla, unos perdedores a los que augura un futuro muy negro.

En el fondo, tanto Lorenzo como Sonny, enfrentados por culpa del muchacho, buscan lo mejor para Calogero desde posiciones enfrentadas, pero convergentes en lo mejor para él; el primero desde la honradez de su vida y el segundo desde la experiencia nada ejemplar de la suya.

Otro tema abordado, el del racismo, queda muy bien enfocado cuando el protagonista se enamora de una joven negra (Taral Hicks), poniendo en jaque sus prejuicios raciales.

Tono comedido y dirección serena, sin alardes innecesarios, serían las señas de identidad del debut de De Niro tras la cámara. Un enfoque clásico que potencia la fluidez del relato sin descuidar una presentación cuidada y elegante. No se excede en las escenas violentas y, con buen criterio, en determinados momentos prefiere sugerir que mostrar, lo que de nuevo nos remite a un estilo clásico de contar la historia.

Sin embargo, a pesar de los innegables aciertos del relato, creo que a la película le falta algo. Tal vez se trate de cierta indefinición en el arranque, de manera que no sabemos muy bien qué camino va a seguir el relato; tal vez también se trate de ese tono blandito que acaba por restarle fuerza a los acontecimientos, de manera que asistimos un tanto fríos a las andanzas del protagonista. Incluso algunos momentos de la historia son fácilmente predecibles, con lo que nada termina por sorprendernos realmente.

Sin embargo, a pesar de ello, Una historia del Bronx se mantiene como un film interesante, capaz de ofrecernos varias lecturas más allá del conflicto principal, como la importancia de los valores en la formación de los jóvenes, la lealtad, la tolerancia, la inutilidad del odio racial injustificado, la fuerza de las influencias sociales y el entorno... Sin duda, elementos interesantes que le dan una profundidad a la película de la que suelen carecer muy a menudo argumentos de este tipo.

Atención a la banda sonora, repleta de hermosas canciones si bien en algunos momentos saturan un poco la narración.

Una historia del Bronx no es un film redondo, pero demuestra el buen gusto del director a la hora de contar una bonita historia que De Niro dedicó a su padre, italo-americano como el protagonista.

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