El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 1 de octubre de 2024

Las ventajas de ser un marginado



Dirección: Stephen Chbosky.

Guión: Stephen Chbosky (Libro: Stephen Chbosky).

Música: Michael Brook.

Fotografía: Andrew Dunn.

Reparto: Logan Lerman, Emma Watson, Ezra Miller, Mae Whitman, Kate Walsh, Dylan McDermott, Melanie Lynskey, Nina Dobrev, Johnny Simmons, Joan Cusack, Paul Rudd. 

Charlie (Logan Lerman) es un adolescente solitario con problemas personales que afronta su primer año de instituto lleno de preocupación. Por suerte, conocerá a Patrick (Ezra Miller) y a su hermanastra Sam (Emma Watson), con los que inicia una buena amistad.

Lo primero que destaca en Las ventajas de ser un marginado (2012) es ver como se toma la temática adolescente en serio. Viendo la película tenemos la sensación de que Stephen Chbosky, padre absoluto de la criatura, sabe de lo que está hablando. El retrato de Charlie y sus amigos, con sus problemas de adaptación, de búsqueda de identidad y aceptación se ajustan bastante a lo que todos hemos experimentado en esos complicados años de la vida. Incluso la insistencia de la música como un protagonista más en la vida de Charlie, Sam y el resto resulta un detalle realmente muy bien traído, pues es a través de la música como muchos adolescentes encuentran su grupo de pertenencia, sirviendo esta de nexo de unión y como vehículo perfecto que expresa por ellos muchas de sus preocupaciones, gustos y sentimientos.

Sin embargo, Las ventajas de ser un marginado, con todas sus virtudes, entre las que destacaría la elegancia de Chbosky a la hora de narrarnos la historia, deja un cierto regusto amargo, la impresión de que se podía haber sacado mucho más del material disponible.

Para empezar, creo que, bien analizada, la película resulta un tanto superficial, dejando en el aire muchos temas y pasando de puntillas por la mayoría de los que trata. De ahí que muchos personajes se queden en el limbo, lo que debilita el conjunto. Además, el limitarse a unos poco temas termina por convertirlos en recurrentes, llegando un momento en que uno siente que la historia no avanza con la agilidad necesaria. No digo que la cinta caiga en el aburrimiento, pero lo bordea peligrosamente.

El otro detalle que a mí personalmente no me convenció, aunque supongo que a otros muchos espectadores les puede haber fascinado, es el descubrimiento final a cerca de Charlie cuando era un niño pequeño. Y no me convenció porque yo entendía la película como una aproximación al mundo de la adolescencia más o menos corriente, pero ese giro nos presenta a un protagonista que no es simplemente un muchacho tímido y solitario, sino que mete otro tema muy serio y lo hace por sorpresa, como en un intento de añadir una nota dramática muy potente para redondear el final. Creo que es un truco no muy respetuoso con el tono general que parecía querer mostrar el director y tampoco añade nada especialmente relevante, sino que transforma el relato llevándolo a un terreno que ya no es el retrato de los problemas de un adolescente tipo, sino el de una persona con graves problemas mentales.

En todo caso, creo que hay que alabar el buen trabajo de los tres intérpretes principales, con una Emma Watson encantadora y un fenomenal Ezra Miller que demuestra un gran talento, bastante por encima del de Logan Lerman, correcto pero un tanto inexpresivo.

Con sus defectos, Las ventajas de ser un marginado brilla con luz propia en medio de un cine actual donde propuestas como esta son demasiado raras.

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