El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 11 de enero de 2018

Love Happens




Dirección: Brandon Camp.
Guión: Brandon Camp y Mike Thompson.
Música: Christopher Young.
Fotografía: Eric Alan Edwards.
Reparto: Aaron Eckhart, Jennifer Aniston, Martin Sheen, Judy Greer, Sasha Alexander, Dan Fogler, John Carroll Lynch, Joe Anderson, Frances Conroy.

Tras perder a su esposa en un accidente, Burke Ryan (Aaron Eckhart) escribe un libro de ayuda para superar el dolor que está teniendo un gran éxito. Sin embargo, parece que Ryan no es capaz de aplicárselo a sí mismo.

No hay que dejarse engañar por el título, no considero que Love Happens (2009) sea una comedia romántica, a pesar de contarnos una pequeña historia de amor entre Eckhart y Jennifer Aniston. Y es pequeña porque me pareció lo más secundario de la historia. Desde mi punto de vista, lo más importante e interesante de la película es el dolor reprimido del protagonista, curiosamente una especie de gurú que intenta aplacar el dolor ajeno.

Desde este punto de vista, es inevitable recordar la maravillosa El turista accidental (Lawrence Kasdan, 1988), con la que Love Happens guarda bastante similitudes aunque, por desgracia, se deja llevar más hacia un sentimentalismo lacrimógeno. Mientras El turista accidental era una película delicada y respetuosa, Love Happens es efectista y un tanto vulgar en su desenlace.

Y eso que Brandon Camp empieza bastante bien, con un ritmo pausado, dejando entrever que Burke no es feliz, pero siempre de manera indirecta, sutil. El problema es que el guión se aleja de ese tono y poco a poco va girando sin reparo hacia un drama más propio de telenovela, donde se busca sin disimulo la lágrima fácil. Para colmo, el momento crucial de la historia se adivina con bastante facilidad, a pesar de los intentos de Camp para despistarnos. La escena de la confesión de Burke se ve venir a un kilómetro y, por desgracia, es aún más vergonzosa que mis peores presagios. Nunca me gustó esa moda o esa manía del cine norteamericano de que las grandes confesiones sean siempre públicas, pero aquí se roza el esperpento.

Otro problema es que Aaron Eckhart no terminó de convencerme. No es que haga una mala interpretación, que creo que no es así, pero es un actor que no me trasmite nada, no tiene carisma y no logro empatizar con sus problemas. Sin embargo, me gustó Jennifer Aniston, que me pareció muy natural y, ella sí, rebosando encanto. Quizá deberían aprovecharla mejor y no darle siempre este tipo de papeles, con alguna rara excepción.

De una factura impecable, con una cuidada fotografía, Love Happens podría haber sido una buena historia de superación personal adornada con el romance de rigor, pero el director prefirió cargar las tintas. Una lástima.

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