Dirección: Jukka Vidgren y Juuso Laatio.
Guión: Jukka Vidgren, Juuso Laatio, Aleksi Puranen y Jari Olavi Rantala.
Música: Lauri Porra.
Fotografía: Harri Räty.
Reparto: Johannes Holopainen, Max Ovaska, Samuli Jaskio, Antti Heikkinen, Minka Kuustonen, Chike Ohanwe, Ville Tiihonen, Kai Lehtinen, Rune Temte, Martti Syrjä, Pirjo Lonka.
Turo (Johannes Holopainen) es el cantante de una banda de heavy metal formada con sus tres mejores amigos. Nunca han tocado en público pero ahora, tras componer su primera canción, pueden tener una gran oportunidad.
De Finlandia nos llega el debut de la pareja de directores con una comedia un poco gamberra y con ciertos toques inspirados.
Heavy Trip (2018) se centra en cuatro amigos unidos por su amor al heavy metal, si bien en el tiempo que llevan tocando nunca lo han hecho en público, no tienen ningún tema propio, ni un nombre y encima su solista tiene pánico escénico.
En realidad, Turo es un tipo al que le vencen sus miedos, no solo para salir a escena, sino para enfrentarse con los que se burlan de él y lo que es peor, para declare su amor a Miia (Mika Kuustonen).
Este comienzo de la película resulta preciso a la hora de perfilar a los personajes a la vez que la sencillez de la puesta en escena es todo un acierto y una declaración de intenciones: estamos ante un film modesto que juega sus bazas desde el guión, donde se centra para contarnos una historia divertida y un tanto surrealista y macabra. Porque poco a poco el argumento se va volviendo más imprevisible y sorprendente, con detalles que rozan lo macabro, como desenterrar al batería muerto (Antti Heikkinen), con otros detalles escatológicos, como los vómitos de Turo o el baño de sangre de reno que sufre un promotor noruego (Rune Temte). Son detalles que encajan bien en el argumento, pero que llevan el humor más tranquilo del comienzo a situaciones menos inspiradas, rozando el ridículo, como el del puesto fronterizo noruego jugando a la guerra, en una secuencia verdaderamente grotesca y muy infantil.
Es una pena, pues la historia me parecía bastante interesante sin llevarla a esos extremos. Imagino que los guionistas tenían en mente un enfoque más radical, el problema no reside en ese planteamiento, sino en la manera de llevarlo a término, pues la mayoría de las bromas más desfasadas no tienen en realidad un nivel muy elevado, cayendo en tonterías muy poco elaboradas, con lo que, conforme avanza la película, va perdiendo la frescura inicial para llevarnos a un final demasiado convencional y escasamente imaginativo.
Se echa de menos haber ahondado más en la personalidad de Turo sin caer en excesos, pues el contraste entre su afición por el heavy y su carácter tímido y miedoso habría servido para darle un aire especial al relato, en especial a su relación con Miia, que al final no consigue desarrollarse como nos hubiera gustado y se queda en muy poca cosa.
A pesar de sus defectos, creo que Heavy Trip al final tiene cierto encanto. No es una comedia sorprendente, pero funciona dentro de sus modestas pretensiones.
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