El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 19 de marzo de 2024

Hero



Dirección: Zhang Yimou.

Guión: Li Feng, Zhang Yimou y Wang Bin.

Música: Tan Dun.

Fotografía: Christopher Doyle.

Reparto: Jet Li, Tony Leung Chiu-Wai, Maggie Cheung Man-Yuk, Zhang Ziyi, Chen Dao Ming, Donnie Yen.

El guerrero "Sin Nombre" (Jet Li) es recibido en el palacio del rey de Qin (Chen Dao Ming) con todos los honores al haber conseguido matar a los tres asesinos que llevaban años intentando asesinar al monarca.

Hero (2002) es una película inscrita en el género wuxia o de los caballeros de las artes marciales, muy popular en China. Sigue de cerca la estela de Tigre y dragón (Angustias Lee, 2000), cuyo éxito acercó este tipo de films a occidente.

Sin duda, la nota más característica de la cinta de Zhang Yimou es su cuidada puesta en escena, donde destaca sobre todo el uso del color, dominando las diferentes secuencias ahora el negro (palacio real), luego el rojo (escuela de caligrafía), el amarillo (duelo en el bosque), el verde... Lástima que se nos pierda el significado simbólico que sin duda debe tener su utilización, pero estéticamente nos ofrece un espectáculo sorprendente, gracias a una fotografía excepcional a cargo de Christopher Doyle. Si además le unimos la dulce banda sonora, tenemos un resultado realmente hermoso.

El argumento en cambio se complica más, pues estamos ante una leyenda que no se corta a la hora de ir modificando el relato, lo que nos lleva a pensar en una influencia de Akira Kurosawa, en especial su Rashomon (1950).

Estos cambios en la historia están tejidos con inteligencia, pero no dejan de resultar excesivos desde mi punto de vista. A la vez, el desarrollo peca de una excesiva teatralidad, acercando más el relato a un folletín que a una obra épica. Creo que es un defecto del cine oriental, que suele caer en la teatralidad. En el caso de Hero es evidente en argumento y diálogos y para nuestra cultura no deja de ser un tanto chocante, porque le resta seriedad a lo narrado, acercándolo al mundo del cómic más que al cinematográfico; como sucede también con las escenas de lucha, que desafían cualquier ley física y hasta la lógica. Si las vemos como un recurso estético, pueden tener un pase, pero a mí siguen sin gustarme demasiado.

Todo ello pone en evidencia el enfoque marcadamente estético de la obra de Yimou, que busca el impacto visual por encima de todo. Y aquí reside también el punto débil de Hero, pues al lado de sus virtudes formales, la parte del argumento queda muy descompensada, hasta el punto de que, sin ser un film especialmente largo, la lentitud del desarrollo y la excesiva cantidad de escenas de lucha terminan por pasar factura y hay momentos en que el discurso se vuelve algo repetitivo y cansado. De ahí que la sensación que me produce al final sea doble: por un lado, Hero te fascina por la colorida puesta en escena, pero por otro te cansa lo pretencioso del cuento y su escasez de recorrido.

En todo caso, creo merece la pena por salirse de lo que habitualmente nos sirve la filmografía occidental y, si nos dejamos llevar por la fantasía, el espectáculo está garantizado.

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