El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 11 de abril de 2024

Motín en el Defiant



Dirección: Lewis Gilbert.

Guión: Nigel Kneale y Edmund H. North (Novela: Frank Tilsley).

Música: Clifton Parker.

Fotografía: Christopher Challis.

Reparto: Alec Guinness, Dirk Bogarde, Anthony Quayle, Tom Bell, Maurice Denham, Walter Fitzgerald, Victor Maddern, Murray Melvin, Nigel Stock. 

A finales del siglo XVIII, en plena guerra entre Gran Bretaña y la Francia de Napoleón, el capitán Crawford (Alec Guinness) recibe la orden de dirigir la fragata Defiant a Córcega para reunirse con la flota británica. Durante el trayecto, deberá hacer frente a las insubordinaciones y provocaciones del segundo de a bordo, el sádico teniente Scott-Padget (Dirk Bogarde).

Film de aventuras navales, Motín en el Defiant (1962) sigue un desarrollo bastante clásico, con la novedad respecto a otros films de corte similar, como Rebelión a bordo (Lewis Minestone), también de 1962, de que aquí se perfilan dos conflictos: el de una tripulación cansada de las pésimas condiciones en que viven en los barcos, con mala comida y una disciplina rozando la crueldad, y el conflicto entre el capitán y su segundo, un tipo sádico que se apoya en sus influencias políticas para intentar salirse siempre con la suya. Ambos temas se fusionan con eficacia y, unidos a la guerra con Francia, proporcionan una interesante base argumental.

Los mejores minutos de la historia los tenemos concentrados especialmente al comienzo, donde asistimos a la leva forzosa y los comienzos de las desavenencias entre los dos oficiales al mando. Lamentablemente, este buen comienzo no va a tener una acertada continuidad debido a la repetición de los conflictos, con escasa inventiva y novedades, lo que provoca que a mitad del metraje se pierda un poco el interés y la historia entre en un bajón de intensidad importante. 

Afortunadamente, un par de escenas de batallas navales logran levantar el ritmo hasta que al fin llegamos a un desenlace interesante, aunque peque de rutinario y predecible.

Lewis Gilbert se muestra como un director competente, especialmente a la hora de mostrarnos planos de la navegación de la fragata, con interesantes encuadres y  una hermosa fotografía. Otra cosa es el tema de los combates, donde no es tan preciso y no le saca todo el partido a esas escenas que están bien filmadas pero sin llegar a la excelencia. Incluso algunos cortes raros podrían deberse más a defectos de montaje. 

Lo que sí es un acierto es poder tener a Alec Guinness y a Dirk Bogarde al frente del reparto, pues son lo mejor de la película, con actuaciones sólidas que ponen en evidencia el talento de ambos actores, que nunca caen en excesos a pesar de los intensos momentos de enfrentamiento entre ambos. 

Si la comparamos con Rebelión a bordo, por ser del mismo año y con una temática similar, hemos de reconocer que Motín en el Defiant se queda un poco por debajo de su competidora, demostrando que Lewis Gilbert no logra la misma eficacia que Lewis Milestone. 

Con algunos minutos de más y sin la fuerza dramática necesaria, en todo caso Motín en el Defiant resulta una producción más que correcta y no defraudará a los amantes del género. 

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