Dirección: Barry Levinson.
Guión: Hilary Henkin y David Mamet (Novela: Larry Beinhart).
Música: Mark Knopfler.
Fotografía: Robert Richardson.
Reparto: Dustin Hoffman, Robert De Niro, Anne Heche, Denis Leary, Willie Nelson, Andrea Martin, Kirsten Dunst, William H. Macy, John Michael Higgins, Suzie Plakson, Woody Harrelson.
Curiosa película de un director ciertamente de éxito; en su haber tenemos títulos tan dispares como Good moorning, Vietnam (1987), Rain Man (1988), Acoso (1994), Sleepers (1996) y que en este caso se queda un poco en tierra de nadie, entre la denuncia seria y la comedia, sin llegar a plasmar del todo las promesas del tema abordado.
Pocos días antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, salta a la prensa un supuesto caso de acoso sexual del presidente, candidato a la reelección. Su equipo intenta minimizar el efecto negativo de la noticia inventándose una fabulosa cortina de humo: una supuesta guerra entre Estados Unidos y Albania.
El arranque de La cortina de humo (1997) es bastante prometedor, al centrarse en un tema como el de la manipulación de la realidad con fines políticos. Y más aún con la experiencia de la mediática Guerra del Golfo y otros conflictos recientes televisados al mundo entero, que convierte un planteamiento que podía parecer un tanto disparatado en algo bastante más verosímil de lo que desearíamos.
Pero el problema de la película es que el director se decanta manifiestamente por la comedia. Con ello, el argumento empieza a perder interés, sobre todo en cuanto la mentira inicial de la guerra ficticia va degenerando en más y más mentiras que llevan el asunto hacia el ridículo. El argumento, una vez planteada la situación, no consigue arrancar del todo y por momentos la película nos lleva al aburrimiento. Me hubiera gustado más, personalmente, un enfoque serio, pues el tema de la manipulación de las masas y de las posibilidades de la tecnología para ello dan para cosas más interesantes.
Pero bueno, si Levinson se decanta por la comedia, al menos que sea buena. Pero, francamente, salvo un par de detalles aislados, La cortina de humo como comedia tampoco es gran cosa. Y en parte, además de no contar con un gran argumento en la base, no funciona porque se deja llevar hacia lo exagerado y termina por ofrecernos un conjunto de situaciones y de personajes que no son convincentes. La comedia no tiene porqué basarse en lo exagerado para hacer reír, al menos la buena comedia según lo entiendo yo.
El reparto, al final, es lo mejor de todo. Y no es que Dustin Hoffman y Robert De Niro hagan unas interpretaciones espectaculares, que tampoco es el caso, más bien se trata de un trabajo rutinario que no termina de maravillarnos, pero son dos grandes veteranos que con su sola presencia logran hacer interesante y atractiva la película. A su lado, me gustó mucho la actuación de Anne Heche y, especialmente, la breve pero genial aparición de Woody Harrelson, actor por el siento una especial predilección.
La cortina de humo fue nominada al mejor guión y al mejor actor (Dustin Hoffman). Sinceramente, creo que no merecía ninguna de esas nominaciones. La sensación que da es de una película sin alma, un producto correcto pensado para la taquilla pero sin nada realmente serio corriendo por sus venas.
Pocos días antes de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, salta a la prensa un supuesto caso de acoso sexual del presidente, candidato a la reelección. Su equipo intenta minimizar el efecto negativo de la noticia inventándose una fabulosa cortina de humo: una supuesta guerra entre Estados Unidos y Albania.
El arranque de La cortina de humo (1997) es bastante prometedor, al centrarse en un tema como el de la manipulación de la realidad con fines políticos. Y más aún con la experiencia de la mediática Guerra del Golfo y otros conflictos recientes televisados al mundo entero, que convierte un planteamiento que podía parecer un tanto disparatado en algo bastante más verosímil de lo que desearíamos.
Pero el problema de la película es que el director se decanta manifiestamente por la comedia. Con ello, el argumento empieza a perder interés, sobre todo en cuanto la mentira inicial de la guerra ficticia va degenerando en más y más mentiras que llevan el asunto hacia el ridículo. El argumento, una vez planteada la situación, no consigue arrancar del todo y por momentos la película nos lleva al aburrimiento. Me hubiera gustado más, personalmente, un enfoque serio, pues el tema de la manipulación de las masas y de las posibilidades de la tecnología para ello dan para cosas más interesantes.
Pero bueno, si Levinson se decanta por la comedia, al menos que sea buena. Pero, francamente, salvo un par de detalles aislados, La cortina de humo como comedia tampoco es gran cosa. Y en parte, además de no contar con un gran argumento en la base, no funciona porque se deja llevar hacia lo exagerado y termina por ofrecernos un conjunto de situaciones y de personajes que no son convincentes. La comedia no tiene porqué basarse en lo exagerado para hacer reír, al menos la buena comedia según lo entiendo yo.
El reparto, al final, es lo mejor de todo. Y no es que Dustin Hoffman y Robert De Niro hagan unas interpretaciones espectaculares, que tampoco es el caso, más bien se trata de un trabajo rutinario que no termina de maravillarnos, pero son dos grandes veteranos que con su sola presencia logran hacer interesante y atractiva la película. A su lado, me gustó mucho la actuación de Anne Heche y, especialmente, la breve pero genial aparición de Woody Harrelson, actor por el siento una especial predilección.
La cortina de humo fue nominada al mejor guión y al mejor actor (Dustin Hoffman). Sinceramente, creo que no merecía ninguna de esas nominaciones. La sensación que da es de una película sin alma, un producto correcto pensado para la taquilla pero sin nada realmente serio corriendo por sus venas.
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