El halcón maltés (John Huston, 1941) está considerada como la película que inaugura el género. Se trata de una obra magnífica, llena de humor negro, cinismo y mentiras y en la que podemos disfrutar con la presencia de un ícono de este tipo de películas: Humphrey Bogart.
Perdición (Billy Wilder, 1944) es una de las joyas del género, gracias al excelente guión de Raymond Chandler y a una de las mujeres fatales más poderosas de la historia, interpretada por una genial Barbara Stanwyck.
Laura (1944) es la aportación de Otto Preminger al género. Tal vez, la mejor película del director y una de las mejores obras del cine negro, con una enigmática Laura encarnada por la maravillosa Gene Tierney, de una belleza hipnotizadora. Un film extrañamente romántico y cautivador.
Y seguimos en 1944, decididamente un gran año para el cine negro. Fritz Lang realiza La mujer del cuadro, interpretada por uno de los grandes actores de la época dorada de Hollywood: Edward G. Robinson.
Un título que se ha ganado un lugar en la historia del cine gracias a su espectacular mujer fatal es Gilda (Charles Vidor, 1946). Rita Hayworth marcó a toda una generación con el baile en que un guante era muchísimo más que un guante.
El cine negro tuvo también sus ramificaciones lejos de Hollywood. Y sin duda, una de las grandes películas del género fue la británica El tercer hombre (1949), de Carol Reed, con un impresionante Orson Welles y su oscura encarnación de Harry Lime. Inovidable también es la partitura de Anton Karas.
En este breve repaso de los grandes nombres del cine negro no podía faltar James Cagney, todo un tipo duro y un actor arrollador. En Al rojo vivo (Raoul Walsh, 1949) compone uno de sus personajes más impactantes en un film realmente extraordinario.
El crepúsculo de los dioses (Billy Wilder, 1950) es sin duda otro título imprescindible, donde Wilder retrata el lado menos agradable de Hollywood y con el añadido de recuperar a dos grandes de Hollywood: Gloria Swanson y Erich von Stroheim.
La jungla de asfalto (John Huston, 1950) es otro título imprescindible. Una obra maestra incuestionable, con un retrato maravilloso de los personajes, donde podemos disfrutar además de una jovencísima Marilyn Monroe.
Los sobornados (1953), otra aportación más de Fritz Lang al género, es una lúcida denuncia de la corrupción y un nuevo ejemplo del estilo directo del género, plagado de personajes ambiguos marcados por el drama.
Atraco perfecto (Stanley Kubrick, 1956) es para muchos la mejor película de su director. En todo caso, es ya un clásico del cine de atracos, una película perfectamente planificada y ejecutada y con uno de los mejores actores del género: Sterling Hayden.
Y, claro, no podía faltar en esta lista un genio como Orson Welles, que nos dejó una obra tan perfecta y tan estremecedora como Sed de mal (1958), donde él mismo interpreta además al personaje central de la historia, un policía corrupto y con métodos un tanto peculiares. Un título imprescindible que cuenta, además, con el que muchos consideran el mejor travelling de la historia.
El cine negro no murió con el fin de la época clásica de Hollywood. Siguió vigente, renovándose y actualizándose con títulos como Chinatown (1974), de Roman Polanski.
Una de las últimas grandes películas del género es L.A. Confidential (Curtis Hanson, 1997). Con una producción impecable y un guión sobrio, es un film que ha puesto de nuevo al género en un lugar destacado, convirtiéndose en una referencia para nuevos realizadores.
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