El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 19 de febrero de 2016

El último desafío



Dirección: Kim Jee-Woon.
Guión: Jeffrey Nachmanoff y Andrew Knauer.
Música: Mowg.
Fotografía: Ji-yong Kim.
Reparto: Arnold Schwarzenegger, Forest Whitaker, Eduardo Noriega, Johnny Knoxville, Luis Guzman, Peter Stormare, Jaimie Alexander, Rodrigo Santoro, Génesis Rodriguez, Zach Gilford, Harry Dean Stanton.

Ray Owens (Arnold Schwarzenegger), tras trabajar en la unidad de narcóticos de la Policía de Los Ángeles, se ha refugiado en Sommerton, una pequeña población cerca de la frontera de México, donde ejerce como shérif. Sin embargo, su tranquilidad se verá completamente perturbada cuando un peligroso narcotraficante intente huir a México pasando por Sommerton.

Tras una etapa centrado más en la política que en su profesión, Schwarzenegger volvió al cine con Los mercenarios 2 (Simon West, 2012). Con El último desafío (2013) confirmaba que su regreso era real.

La película le permitía seguir interpretando esos papeles de tipo duro marca de la casa, con el buen criterio por parte de los guionistas de presentar a un héroe entrado en años y que sabe aprovechar esa circunstancia para hacer un par de bromas con el tema de la edad. Pero, aún así, él es el héroe indiscutible: un shérif con un pasado glorioso que aún conserva gran parte de su valor, inteligencia e integridad. Atributos que tendrá que desempolvar y sacar a relucir cuando su vida tranquila, en uno de esos pueblos donde nunca pasa nada, se vea alterada por la presencia de una banda de narcotraficantes. Con la precaria colaboración de unos ayudantes poco preparados, Owens se verá enfrentado a una situación límite.

El argumento de El último desafío no ofrece demasiadas novedades: un capo de la droga escapa cuando el FBI lo traslada e intentará llegar a México pasando por una pequeña población olvidada. Mientras el FBI se lanza en su persecución, sin éxito, el shérif de esa localidad ha de hacer frente a su banda, que le prepara el camino, y esperar que llegue para intentar detenerlo. La película está enfocada 100% al entretenimiento puro y duro a base de persecuciones, peleas, muertes y heroicidades varias. El guión está salpicado además de las típicas bromas que aportan algo de humor a la acción, nada que no se haya explotado ya hasta la saciedad. Como se ve, nada nuevo bajo el sol.

En el fondo, la película no deja de ser un western que a veces nos puede recordar a Río Bravo (Howard Hawks, 1959), especialmente en el tramo final, con la calle del pueblo vacía y polvorienta y los dos bandos enfrentados en una lucha desigual. Y es que el género del western, a pesar de languidecer desde hace tiempo, ha creado una iconografía y un estilo del que beben sin sonrojo gran parte de los films de acción actuales.

Visto todo lo anterior, ¿merece la pena ver El último desafío? Pues a los seguidores de Schwarzenegger y a los amantes de este tipo de películas, seguro que no les defraudará. Para empezar, las escenas de acción son espectaculares; algunas muy brillantes, otras no pueden escapar a esa tendencia a la fantasmada tan en boga actualmente, pero aún así funcionan y cumplen su cometido de mantener nuestra atención y sacarnos algún gesto entre sorpresa e incredulidad. Los personajes no son nada del otro mundo, es cierto, siendo éste quizá el punto en que más flojea la historia. Y aún así, hay algunos momentos conmovedores y en general los malos funcionan bien en su rol y a los buenos les acabas cogiendo algo de cariño.

Lo que no me gustó demasiado es un par de secuencias en que el director cae en las típicas fantasmadas chulescas que me parecen adornos innecesarios, que se hacen más para la galería que como aporte necesario e inteligente a la trama. Es más, en este punto el director desaprovecha el potencial dramático de algunos momentos al introducir estas notas entre humorísticas y macarras.

El reparto me pareció muy acertado, sobre todo del lado de los villanos, con un Eduardo Noriega convincente y un magnifico Peter Stormare, siempre acertado. Y naturalmente, Arnold, con suficiente presencia aún como imponer su figura pétrea y hacer un shérif más que convincente y contundente.

Kim Jee-Woon demuestra mano firme en la dirección, en especial con unas escenas de persecuciones, muy logradas y espectaculares. Y en un producto de esta clase es lo que se necesita y hasta lo que pide el cuerpo. Sin necesidad de recurrir a cámaras temblorosas o montajes eléctricos, sabe como crear imágenes impactantes y tiroteos espectaculares.

En definitiva, una película que no pretende más que hacernos pasar un rato entretenido a base de los elementos típicos del cine de acción. Sin llegar a cotas de excelencia, el una película que cumple con lo que se espera de ella.


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