El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 1 de febrero de 2016

Killers



Dirección: Robert Luketic.
Guión: Bob DeRosa, Ted Griffin.
Música: Rolfe Kent.
Fotografía: Russell Carpenter.
Reparto: Ashton Kutcher, Katherine Heigl, Tom Selleck, Catherine O'Hara, Alex Borstein, Katheryn Winnick, Larry Joe Campbell, Casey Wilson, Martin Mull, Usher Raymond, Kevin Sussman.

Spencer (Ashton Kutcher), agente secreto, está de misión en Niza cuando conoce a Jen (Katherine Heigl) y se enamora de ella. Eso hace que tome la decisión de dejar su profesión para llevar una vida convencional al lado de Jen. Sin embargo, tres años después, su pasado vuelve a visitarlo.

No siempre es fácil aunar una película de asesinos con el humor. En general, me parecen dos tramas que no casan demasiado bien; hay algo de incongruente entre el tono ligero, la carcajada y un asesinato. Sin embargo, tenemos el ejemplo de Mentiras arriesgadas (James Cameron, 1994), que demostró que tal combinación es posible. Para ello, es fundamental contar con un guión sólido e inteligente que sepa aunar ambos elementos enfrentados. Y lamentablemente, el guión de Killers (2010) es todo menos inteligente. Y por ahí es básicamente por donde hace aguas la película.

Uno de los fallos más graves es que los gags de Killers son absolutamente penosos. No ha habido ni una sola secuencia, ni un solo segundo que me halla provocado ni una leve sonrisa. No es que se trate de humor malo, es que no hay humor.

Y ya no solo eso, es que la historia resulta estúpida la mires por donde la mires: un cúmulo de lugares comunes, una esposa histérica que no para de gritar; unos vecinos absurdos, caricaturescos; una trama sin inteligencia ni originalidad, rematada por un desenlace que es un insulto al sentido común... Que gente normal y corriente se convierta en despiadados asesinos no es mínimamente creíble, además de resultar moralmente repugnante. No hay nada, absolutamente nada en esta película que merezca la pena.

Incluso la pareja protagonista, de indudable atractivo, no termina de funcionar. No hay química entre Kutcher, productor de la cinta para su personal lucimiento, y Heigl, como matrimonio no son creíbles en absoluto. Y no es que no lo intenten. Incluso ella logra algún momento de inspiración, pero imagino que es difícil convencer con una historia tan rematadamente mala.

Y esta película no merece ya ni una sola línea más. Escapen de este bodrio y no pierdan ni su tiempo ni su dinero con subproductos tan lamentables como este.

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