El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 8 de julio de 2018

El hombre de las sombras



Dirección: Pascal Laugier.
Guión: Pascal Laugier.
Música: Todd Bryanton.
Fotografía: Kamal Derkaoui.
Reparto: Jessica Biel, Jodelle Ferland, Stephen McHattie, Jakob Davis, William B. Davis, Samantha Ferris, Katherine Ramdeen, Teach Grant.

La localidad minera de Cold Rock ha entrado en crisis a raíz del cierre de la mina, dejando a la mayoría de sus habitantes en el paro. Por si fuera poco, hace tiempo que se suceden las desapariciones de niños, sin que la policía tenga ninguna pista.

Sin duda lo que nos llamará la atención de El hombre de las sombras (2012) es su originalidad, plagada de sorpresas en un guión extraño, intrigante y un tanto decepcionante en su conclusión.

Lo más destacado de la película es su primera parte, donde aparentemente nos encontramos con un film de suspense en torno a la desaparición de muchos niños del pueblo, que lo atribuye a un misterioso cazador, que llega a adquirir tintes de leyenda.

Laugier, además, sabe mantener la intriga con cierta facilidad, sin artificios, apoyándose en un retrato sobrio del pueblo en crisis, con una miseria y una tristeza que se percibe como si pudiera tocarse. Junto a la intriga a cerca de la desaparición de los niños, es este retrato de las gentes de Cold Rock lo más reseñable de esta parte del film.

El problema viene cuando Pascal Laugier comienza a desvelar su juego y va aclarando el misterio de los niños desaparecidos. Entonces, aún consigue algunos buenos momentos de emoción, mientras dura nuestro desconcierto inicial e intentamos ir encajando las piezas, colocando a cada personaje en el lugar que le corresponde. Sin duda, el guión demuestra aquí una sorprendente originalidad. En cierto modo, Laugier ha sabido jugar sus cartas.

El problema es que el desenlace va perdiendo fuerza conforme todo se va aclarando. Por una parte, somos conscientes del engaño a que hemos sido sometidos por el director, que juega con ventaja y nos ha llevado por donde más le interesaba. Eso no es malo en sí mismo, solamente que debe tener una justificación razonable y convincente.

Y la verdad, la explicación final, a parte de resultar excesivamente larga, no me terminó de convencer. Nadie en su sano juicio, y la protagonista no da la sensación de estar loca, podría justificar lo hecho con los niños. Cualquier explicación, por buena que fuera, y la que se da en la película no lo es, llegaría a resultar convincente.

Pero, además, hay otro problema añadido: como el director se dedicó en la primera mitad del film a despistarnos, centrándose en lo accesorio principalmente, en realidad nos damos cuenta que los personajes son unos completos desconocidos para nosotros, protagonista incluida. Por ello, sus motivaciones, sus problemas, sus justificaciones y sus reacciones resultan del todo sorprendentes. Solamente podemos aceptarlas, como quién nos arroja un cubo de agua en la cara. Habrá a quién le guste esto más o menos, pero Laugier no nos da la posibilidad de mucho más. Es el problema de esconder las cartas, de jugar con el espectador: al final no somos partícipes de nada, solo los destinatarios de un mensaje extraño, casi absurdo, que nos cuesta no solo entender, sino también aceptar.

En cuanto al reparto, me gustaría destacar el buen trabajo de Jessica Biel, en un papel dramático donde hace todo un recorrido por una gran variedad de estados de animo y resulta, en todo momento, más que convincente.

El hombre de las sombras sin lugar a dudas no dejará a nadie indiferente. Es algo que debemos reconocerle al director y guionista: se aleja de los caminos más trillados y al menos busca sorprendernos y desconcertados con un argumento inesperado. Si entras en su juego, quizá te agrade la película, pero creo que el problema es que resulta todo demasiado inverosímil como para poder tomarnos la historia en serio.

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