El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 5 de julio de 2018

Secretos de familia



Dirección: Niall Johnson.
Guión: Richard Russo y Niall Johnson.
Música: Dickon Hinchliffe.
Fotografía: Gavin Finney.
Reparto: Maggie Smith, Rowan Atkinson, Kristin Scott Thomas, Patrick Swayze, Tamsin Egerton, Toby Parkers, Emilia Fox, Liz Smith.

En el pequeño pueblo de Little Wallop vive la familia del reverendo Walter Goodfellow (Rowan Atkinson), la cuál no está pasando por uno de sus mejores momentos: la hija de 18 años (Tamsin Egerton) tiene la líbido por las nubes, su hermano pequeño (Toby Parkers) sufre abusos en el colegio y la señora Goodfellow (Kristin Scott Thomas) tiene una aventura con su profesor de golf (Patrick Swayze).

Uno de los géneros que más admiro del cine británico es la comedia. A diferencia del cine español o francés, donde el humor es más burdo, en la comedia inglesa es más sutil, indirecto y sofisticado. Es un humor más inteligente, que no busca la risa fácil. Y ese estilo de humor es el que personalmente me aporta y me divierte más.

Y dentro del género, los ingleses han demostrado una especial habilidad para el humor negro. Y en Secretos de familia (2005) tenemos una excelente muestra de ello.

Ya desde la introducción comprendemos que estamos ante una comedia bastante negra, tratada con esa elegancia y distanciamiento tan británicos: una joven es condenada por asesinato y, al entrar en su celda, pide un té, con total naturalidad, en una maravillosa muestra de esa famosa flema británica.

Comienza así una pequeña comedia sobre los problemas cotidianos de una familia cualquiera de clase media. La hija adolescente que se rebela contra sus padres, el hombre más preocupado de sus quehaceres que su familia, la esposa insatisfecha.... Todo muy normal. Lo que no será normal es la especie de ángel de la guarda que llega a esa casa a solucionar sus problemas. Un ángel provisto de una guadaña. Y es que la nueva ama de llaves es, en realidad, una especie de perturbada, recién salida de la cárcel tras una larga condena por asesinato, que siempre tiene a mano un arma mortal con la que zanjar de raíz cualquier problema.

Hay también una complicación más añadida, de índole sanguíneo, que se adivina en seguida. Pero la clave aquí no es el misterio y su revelación. La clave es ese fino humor negrísimo que lo llena todo, con la más absoluta naturalidad, sin juicios morales, sin dramas. El asesinato resulta tan cotidiano como tomarse una taza de té.

Secretos de familia no es una película para reírse a carcajadas. No se trata de eso. Es una visión un tanto peculiar y amoral, de los problemas cotidianos y cómo se pueden solucionar casi sin despeinarse.

Sin duda, en el reparto tenemos uno de los pilares de esta deliciosa comedia, con la maravillosa Maggie Smith dando vida a ese ángel vengador tan inusual y afable. Kristin Scott Thomas es una actriz admirable, capaz de conmovernos incluso en medio de una comedia como esta. Y he de reconocer que me ha encantado disfrutar de Rowan Atkinson liberado de su personaje de Mr. Bean, lo que nos lleva a comprobar que también en este otro registro es un gran actor.

Puede que Secretos de familia no sea, finalmente, más que una pequeña diversión irreverente y algo absurda, pero me ha hecho pasar un rato maravilloso. Es de esas sorpresas gratificantes que de vez en cuando se cruzan en nuestro camino, sin avisar.

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