El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 13 de julio de 2018

Una decisión peligrosa



Dirección: Henrik Ruben Benz.
Guión: Kelly Masterson (Novela: Marcus Sakey).
Música: Neil Davidge.
Fotografía: Jørgen Johansson.
Reparto: James Franco, Kate Hudson, Omar Sy, Tom Wilkinson, Diarmaid Murtagh, Anna Friel, Sam Spruell, Lasco Atkins, Diana Hardcastle.

Tom (James Franco) y Anna Wright (Kate Hudson) están pasando por serios problemas económicos cuando, en el sótano que tienen alquilado, encuentran a su inquilino muerto. Recogiendo sus pertenencias, dan con un maletín con mas de doscientas mil libras y deciden quedárselo.

La premisa de dos personas normales tentadas a cometer un delito no es nueva, pero creo que resulta siempre bastante estimulante porque sitúa al espectador en el mismo dilema que los protagonistas y le obliga a decidir si también haría lo mismo, a sabiendas de que no es muy ético que digamos. Las justificaciones de Tom y Anna para no devolver el dinero resultan pueriles, pero el guión se ha encargo de dibujar su dramática situación económica para que podamos comprender su decisión.

Sin embargo, no hay acto malo sin sus consecuencias, o al menos es lo que nos presenta Henrik R. Benz. Se puede tomar como una moral un tanto simplista, que lo es, o como una hábil estratagema para desarrollar el thriller.

Más allá de la premisa inicial, que para mí es un buen comienzo, hemos de ver cómo la desarrolla el guión, pues una buena idea desaprovechada puede ser peor que una mala idea bien exprimida. Y la verdad es que Una decisión peligrosa (2014) me resultó un film entretenido pero que va perdiendo interés justo cuando debería ser al contrario. Y es que conforme avanzamos hacia el desenlace, la intriga se va diluyendo y el desarrollo es más previsible y menos convincente.

A favor del director, he de confesar que el ritmo pausado que le da a la película me pareció bastante acertado. Además de otorgarle cierto aire de normalidad, alejándonos de otras propuestas muchos más peliculeras, creo que le va bien a la historia.

También me gustó la pareja protagonista, tanto James Franco como Kate Hudson presentan una apariencia alejada de esos protagonistas que van destilando aire a estrellas por los cuatro costados. En cambio, la elección de Tom Wilkinson, con ser un actor que me gusta mucho, no terminó de convencer; lo veo demasiado mayor para el papel.

Pero lo peor de Una decisión peligrosa es que cuando el film entra en materia, con los malos de turno acosando al matrimonio Wright, las buenas intenciones y la cuidada puesta en escena no son suficientes para disimular un guión que empieza a mostrar sus carencias. No es muy verosímil que el matrimonio protagonista vaya librándose de unos peligrosos criminales con tanta alegría. Hay maneras mucho más convincentes de plantear los mismo.

Y cuando llegamos al desenlace, con el duelo en la casa en obras, los errores anteriores se vuelven a reproducir, con un final del todo increíble, además de ser demasiado previsible, con lo que se pierde toda la emoción, pues podemos apostar sin miedo alguno de antemano lo que va a suceder en la casa.

Quizá, si el guionista hubiera llegado a articular un desenlace menos simplista, estaríamos hablando de algo más que un film entretenido, con un aire diferente y un intento de ofrecer un thriller con ciertos aspectos originales. Por desgracia, faltó la inspiración para construir una historia con más peso, más original y, especialmente, más creíble.

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