El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 5 de julio de 2018

La hija del general



Dirección: Simon West.
Guión: William Goldman y Christopher Bertolini (Novela: Nelson DeMille).
Música: Carter Burwell.
Fotografía: Peter Menzies Jr.
Reparto: John Travolta, Madeleine Stowe, James Cromwell, Timothy Hutton, Clarence Williams III, James Wood, Leslie Stefanson.

En una base norteamericana, la hija de un general aparece brutalmente asesinada. La investigación será confiada al sargento Paul Brenner (John Travolta), de la División de Investigación Criminal del ejército.

La hija del general (1999) es un thriller más o menos al uso, con la particularidad de que el crimen y la investigación se desarrollan en una base militar. Y este punto no es un mero accesorio, sino que guión aprovecha esta circunstancia para realizar una velada crítica de las normas y costumbres del ejército y el papel de la mujer en el mismo, teniendo en cuenta que hace unos años, la presencia de las mujeres en las fuerzas armadas no estaba tan generalizada como actualmente.

Pero, básicamente, La hija del general es una película sobre la investigación de un terrible asesinato. Y, por lo tanto, tendremos el equipo investigador, formado por el sargento Brenner y una antigua novia suya (Madeleine Stowe), lo que se supone que puede añadir algo de picante a la historia, si bien es un detalle que, más allá de una conversación, no da pie a nada más.

Y siguiendo con las rutinas, pues hay que reconocer que el guión no es un prodigio de originalidad, la figura de Brenner es la de un tipo algo fanfarrón, indisciplinado pero... muy bueno en su trabajo, como no podía ser de otro modo. También hay unos cuantos sospechosos, una trama oscura y compleja con raíces en el pasado... y un final inesperado, sorprendente y un tanto inverosímil. Y es que, en este tipo de películas, lo que parece importarles más a los guionistas es sorprendernos con un desenlace sorpresa, como si con ello la película fuera a ganar puntos en nuestra estimación.

Creo que, en realidad, debería ser al contrario: un buen desarrollo, una trama inteligente, personajes profundos, diálogos agudos... y el desenlace tendría un peso relativo.

A pesar de lo dicho, la película tiene una factura impecable, con una acertada ambientación y fotografía, además de una acertada dirección de Simon West, que saca partido de sus cartas y mantiene el interés con buen pulso.

Cuenta también con la estimable colaboración de John Travolta, un actor que me parece bastante solvente y al que este papel parece irle como anillo al dedo. Y el resto del reparto, en especial James Wood, le acompañan convincentemente.

No debemos esperarnos un gran film, pues no lo es. Pero al menos cumple con la tarea de entretener, si bien uno termina con la sensación de que todo ese tinglado, tan aparatoso y morboso, no tiene demasiada credibilidad, después de todo.

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