El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

La belleza en los carteles de cine

El cine cuenta con un elemento más para llamar nuestra atención: el cartel. En principio, el cartel no pretende ser más que un anuncio. Su función es propagandística y ha de informar de manera concisa qué es lo que está anunciando. Sin embargo, un cartel puede ser mucho más que un simple reclamo y, como en toda creación humana, ha conocido ejemplos de verdaderas creaciones artísticas. A veces solamente con una hermosa fotografía, en otras ocasiones fruto de un trabajo creativo que iba más allá del fin en sí mismo para convertirse en una obra de arte con categoría propia.

A continuación dejo aquí una pequeña muestra de algunos carteles que me han llamado la atención, por su belleza unos, por lo que representan otros.





Una sencilla fotografía en este caso sirve para trasmitir ternura. El resplandor del sol crea una atmósfera cálida y refuerza el mensaje.


Un cartel clásico, como la película de Spielberg, con una simplicidad y una fuerza expresiva contundentes.


Jugando con el efecto de pintura, la imagen de este cartel está llena de belleza y de pasión. El fondo blanco resalta maravillosamente la composición central de suaves tonos pastel.


Una fotografía espectacular, con el primer plano y el reflejo en el cristal, la luz tenue y el claroscuro de la piel y el sombrero con el fondo componen una imagen sugerente y muy expresiva.



En este caso, el cartel deja que sea la explosiva figura de la protagonista la que haga una sencilla y directa promoción del film. Con todo, la composición con la vista desde abajo tiene una gran fuerza.




Un poster hermoso. La belleza reside aquí en la sobriedad absoluta y el juego de colores y luces.



Precioso cartel a la vez inquietante y dulce. Una original composición llena de fuerza.




Un cartel muy bonito y más cuando se ha visto la película. La fotografía tiene la virtud de recoger la atmósfera poética y romántica de la película de manera perfecta.



Otro cartel precioso. A la belleza de Scarlett Johanson se une el perfecto juego de negro y blanco con los detalles en color del azul de los ojos y el rojo intenso del título. Una pequeña obra de arte.



Expresivo, sencillo y muy original cartel. Con los mínimos recursos se consigue el máximo de impacto y expresión.




Un cartel muy sensual con un dibujo que recuerda la estética modernista. Precioso.




Otro cartel clásico con el rojo como color que lo inunda todo, anticipo de la violencia que encierra el film de Coppola.



Una verdadera obra de arte en este cuadro modernista de una claridad y sencillez perfectas.




Un cartel que ha marcado un estilo. Una imagen sugerente, los tonos cálidos de la piel y la flor..., aunque en este caso el engaño es evidente y buscado: el film nos sorprenderá mucho tras esta portada tan delicada.


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