El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 27 de julio de 2010

Un día en las carreras




Dirección: Sam Wood.
Guión: Robert Pirosh, George Seaton y George Oppenheimer.
Música: Walter Juran, Bronislau Kaper y Franz Waxman.
Fotografía: Joseph Ruttenberg.
Reparto: Groucho Marx, Harpo Marx, Chico Marx, Margaret Dumont, Allan Jones, Maureen O'Sullivan, Sig Ruman, Douglass Dumbrille.

En realidad, como es habitual en cualquier película de los Marx, el argumento de Un día en las carreras (Sam Wood, 1937) carece en sí de importancia y es un mero marco donde desatar las locuras de estos originales cómicos.

Esta vez, es a la directora de un sanatorio al borde de la ruina, Julia (Maureen O'Sullivan), a quienes prestan su ayuda los Hermanos Marx para intentar conseguir el dinero necesario con el que hacer frente a las deudas y evitar que un odioso hombre de negocios, Mr. Morgan (Douglass Dumbille), se haga con el sanatorio y lo transforme en un casino.

Un día en las carreras contiene algunos de los momentos más graciosos que han dado las películas de los Marx. En su línea del absurdo y el caos, secuencias como el reconocimiento de la señorita Emily Upjohn (Margaret Dumont), el timo de las guías para apostar a los caballos o el sabotaje de la conferencia a Florida por parte de Groucho son de lo mejorcito del film. También abundan las frases geniales, siempre absurdas, en su mayoría obra del Doctor Hackenbush (Groucho): "Si me acerco más a usted voy a salir por la espalda", "Por usted le haría el amor a un cocodrilo" o "En realidad soy veterinario, pero cásate conmigo y no miraré a otro animal".

Como en casi todas las películas de los Hermanos Marx, no faltan los números musicales. En este caso son bastantes y de una duración considerable. Algunos, como el número acuático, acusa el paso del tiempo, si bien se salva la parte final en que Groucho baila alternativamente con la señorita Emily y la rubia peligrosa, en otro gran momento del film. Otros son más originales, como la transformación del piano en arpa y el de los negros, el mejor, lo que motivó que la película fuera nominada a un Oscar por la coreografía. Habrá quienes disfruten de estos momentos, pero en mi opinión suponen un corte demasiado brusco en el desarrollo de la historia y para mí son un lastre para el ritmo de la película.

Salvando este detalle, Un día en las carreras es una muy buena comedia, de lo mejorcito de los Marx y de nuevo, como en Una noche en la ópera (1935), a las órdenes de Sam Wood, lo que viene a demostrar la importancia de contar con un buen director, independientemente de la comicidad de los Marx.

No hay comentarios:

Publicar un comentario