El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

jueves, 19 de agosto de 2010

Rebelión a bordo


Basada en la novela "El motín de la Bounty" (1932) de Charles Nordhoff y James Norman Hall, que narra hechos reales ocurridos en 1789, Rebelión a bordo (Lewis Milestone, 1962) es la segunda película sobre el tema. La primera se rodó en 1935, con el mismo título, dirigida por Frank Lloyd y con Charles Laughton y Clark Gable en los papeles principales. Una tercera versión, Motín a bordo (Roger Donaldson, 1984) estaría interpretada por Mel Gibson y Anthony Hopkins. El tema, como se ve, resulta bastante atractivo.

Tradicionalmente, la primera entrega de 1935 es considerada la mejor. En ello resulta fundamental la presencia de Charles Laughton, un actor colosal. Sin embargo, el film de Milestone cuenta con la presencia también de otro gran actor, Marlon Brando, y a su lado debemos resaltar el magnífico trabajo de Trevor Howard, un actor quizá no demasiado carismático pero de un grandísimo nivel y su actuación como el odioso capitán Bligh es perfecta.

Para quién no conozca la historia, la película narra el viaje del navío inglés Bounty desde Portsmouth hasta Tahití en busca del árbol del pan, en 1787. Capitaneado con mano de hierro por el capitán Bligh (Trevor Howard), cuya única obsesión es cumplir con la misión encomendada lo mejor y lo antes posible, la vida a bordo del barco se va haciendo más difícil y no tardan en surgir los enfrentamientos más o menos velados entre Bligh y su primer oficial de a bordo, Fletcher Christian (Marlon Brando).

Rebelión a bordo cuenta con grandes puntos a su favor para poder considerarla desde algunos puntos de vista como la mejor versión del motín de la Bounty. Además del buen reparto antes mencionado, donde habría que destacar, junto a la magnífica interpretación de los dos actores principales, la presencia de Richard Harris, uno de los aciertos del film reside en lo magníficamente que están filmadas las secuencias del barco, sobre todo en la tormenta intentando cruzar el Cabo de Hornos, secuencias resueltas con gran brillantez. Al lado, también hay que mencionar la excelente fotografía de Robert Surtees.

En el lado del debe pondría la larga duración de la cinta, 178 minutos. Por un lado, la historia necesita tal vez de esa extensión y no se puede decir que la película contenga escenas de relleno. Todo lo que se ve es pertinente y hasta necesario. Pero el efecto es que castiga el ritmo del film y hay momentos en que se puede hacer un tanto largo. En particular, las largas secuencias de los bailes nativos o la pesca. Quizá si se hubieran acortado algo no habría pasado nada. Por otra parte, la película mantiene todo el interés y tensión mientras tiene lugar el enfrentamiento en el barco del capitán y Christian. Una vez que termina el mismo, el climax decae, por loo que la parte final quizá hubiera salido ganando con menos metraje.

Pero a pesar de lo dicho, Rebelión a bordo es una gran película y plantea sabiamente el dilema entre la obediencia debidas a un superior o la necesidad de obedecer los dictados de la propia conciencia y del sentido de lo que es justo o no. Además, Milestone evita caer en lo melodramático y se mantiene siempre en un tono elegante y contenido. La película obtendría siete nominaciones al Oscar, entre ellas la de mejor película.

Como curiosidad, señalar que Brando se casaría con la actriz que hace de su pareja en el film, Tarita, que sería su tercera esposa y madre de dos hijos del actor.

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