El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

sábado, 31 de diciembre de 2022

Dunkerque


Dirección: Christopher Nolan.

Guión: Christopher Nolan.

Música: Hans Zimmer.

Fotografía: Hoyte van Hoytema.

Reparto: Fionn Whitehead, Tom Glynn-Carney, Jack Lowden, Harry Styles, Aneurin Barnard, James D'Arcy, Barry Keoghan, Kenneth Branagh, Cillian MurphyMark Rylance, Tom Hardy.

1940, el avance imparable del ejército alemán aísla en las playas de Dunkerque a miles de soldados británicos y franceses, que esperan angustiados que los rescaten antes de que los aniquile el enemigo.

El cine actual no deja de sorprenderme. El último ejemplo lo tenemos con Dukenque ((2017), que se mueve entre el aburrimiento y algunos destellos sorprendentes con una facilidad pasmosa.

Lo primero que destacaría de esta película es que carece de argumento, de ahí la impresión de que se acerca un poco a la idea de documental, pues Nolan nos introduce en la acción sin presentación previa de los protagonistas, casi como un invitado que llega cuando ya hace un rato que ha comenzado la función. Sin embargo, lo que aleja Dunkerque del documental es la impresión de que lo que se nos ofrece de aquel episodio de la Segunda Guerra Mundial es una especie de maqueta, una versión reducida de los hechos reales. Porque el escenario resulta muy pequeño, demasiado.

Esta falta de argumento, entendiendo por ello un desarrollo de la trama y los personajes basado en la presentación, nudo y desenlace clásicos, provoca una relación bastante fría con los acontecimientos y con las vicisitudes de los personajes, que nos deja indiferentes durante la mayor parte del metraje (salvo al final) y que provoca, durante las tres cuartas partes del film, cierto aburrimiento provocado también por la excesiva duración de algunas secuencias sin demasiado peso dramático. De ahí que a la mitad de la cinta decidiera dejar de verla, aburrido por un planteamiento tan básico y frío que solo me provocaba bostezos.

Cierta curiosidad, sin embargo, motivada por las extrañas alabanzas que había leído de sesudos críticos, me hizo reanudar el visionado y, sinceramente, el último tercio de Dunkerque me pareció que contiene algunas escenas realmente buenas, lo que finalmente la salva del suspenso. aunque la duda está en intentar comprender por qué Christopher Nolan no ha logrado darle la misma intensidad a toda la película. 

Creo que la pedantería de su planteamiento, buscando sin duda una originalidad en la manera de contar esta historia, acaba por pasar factura negativamente a la película. Todo está inventado ya y el cine tiene sus reglas, que se pueden alterar, pero siempre respetando lo fundamental: una película debe comunicar algo a un público muy diverso, de ahí que algunas cuestiones no se puedan obviar. La falta de profundidad en los personajes, la ausencia de un hilo dramático sólido, convierten a Dunkerque en algo frío, sin alma, lo que para una película de guerra resulta desconcertante y fatídico.

Con tres relatos simultáneos, unos centrado en la tierra (la playa de Dunkerque), otro en el mar (los barcos civiles que acuden a rescatar a los soldados) y un tercero en el aire (los Spitfire que intentan proteger a los barcos que escapan de Francia), Nolan intenta dinamizar el relato alternándolos, lo que no es una mala idea en sí misma, solo que penalizada por la frialdad general del tratamiento, que solamente cobra fuerza en algunos breves episodios del desenlace, donde la fuerza intrínseca de algunas secuencias logra por fin contagiar algo de emoción al espectador.

Definitivamente, a pesar de los méritos técnicos de la película, Dunquerke me pareció un experimento frustrado, dejando un film sin emoción y por momentos aburrido.

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