El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 10 de octubre de 2010

Recuerda



Dirección: Alfred Hitchcock.
Guión: Ben Hecht.
Música: Miklós Rózsa.
Fotografía: George Barnes (B&N).
Reparto: Ingrid Bergman, Gregory Peck, Michael Chekhov, Leo G. Carroll, Rhonda Fleming, John Emery, Norman Lloyd, Bill Goodwin, Steven Geray, Donald Curtis.

Recuerda (1945) es un film un tanto extraño en el que el director pretende rodar la primera obra centrada en las modernas, en su época, teorías del psicoanálisis. El resultado, sin embargo, no dejó muy satisfecho ni a Hitchcock ni a la crítica.

Constance (Ingrid Bergman) es médico en una clínica psiquiátrica. Su vida está totalmente centrada en su trabajo y no parece haber lugar en ella para nada más. Sin embargo, cuando llega el sustituto del doctor Marchison (Leo G. Carroll), director de la clínica que va a jubilarse, el doctor Edwards (Gregory Peck), Constance se enamora de él al instante. Sin embargo, pronto empieza a notar un comportamiento extraño en Edwards, hasta que comprende que no es en realidad el doctor, sino alguien que parece haber usurpado su identidad.

Quizá el principal escollo de Recuerda, como también sucedió con Sospecha (1941), es que el espectador en ningún momento cree en la culpabilidad de Gregory Peck, con lo que el suspense se viene abajo sin remedio. Los intentos de crearlo a base de algunas secuencias un tanto equívocas y amenazadoras, como aquella en que Peck parece algo trastornado y se hace con una navaja de afeitar, resultan inútiles. Perdida gran parte de su fuerza, la historia se mantiene solamente en espera de que descubramos lo que realmente ha sucedido al verdadero doctor Edwards.

El otro punto donde la película hace aguas es, precisamente, por la insistencia en el tema del psicoanálisis: no termina de encajar en la trama, parece como forzado, obligado a encajar a base de empujones. Demasiadas explicaciones y un tratamiento bastante ligero del tema lo convierten en un recurso que suena a forzado y que no termina de resultar del todo convincente. La interpretación del sueño del protagonista no resulta demasiado creíble, es todo demasiado evidente, las piezas encajan con una asombrosa precisión. No convence, vamos, ni de lejos. Tampoco la explicación final, donde se resuelve definitivamente el misterio, me resulta creíble. Es precipitada, un tanto ilógica y excesivamente teatral.

Me gustaron, por el contrario, los actores. Ingrid Bergman, por supuesto. Su mirada es intensa y cautivadora y siempre me pareció una mujer fascinante. Y en contra de los que critican a Gregory Peck, me parece que está bastante bien. Su aparición, con el flechazo inmediato de la doctora, es impresionante, y su porte y su belleza explican de sobra la atracción instantánea de Constance. También los secundarios resultan bastante convincentes. Si en otros casos el reparto era el punto más débil en las obras del director, en este caso me parece que es de lo que se salva, junto a la música de Miklós Rózsa, realmente inspirada y de un gran lirismo y ganadora del Oscar de ese año.

El film fue famoso también por la participación de Salvador Dalí en la secuencia del sueño del protagonista. Sin embargo, Hitchcock no tuvo la libertad que hubiera deseado a la hora de filmar esa secuencia. Por cuestiones de presupuesto hubo de rodarla en interiores cuando él deseaba hacerlo en exteriores, y de los 20 minutos que filmó, David O'Selznick, el productor, los redujo a dos en la película (pienso que 20 minutos hubieran sido excesivos realmente).

A pesar de todo, de no tener una buena trama, de algunas secuencias no muy afortunadas y de ser bastante previsible, Recuerda tiene el sello de Hitchcock, lo que quiere decir que es un film bastante entretenido en general, con un ritmo aceptable, pequeños detalles muy buenos y que sin ser realmente un film redondo, que en manos de otros directores hubiera sido infumable, logra hacernos pasar un rato agradable. Nada más y nada menos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario