El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

viernes, 29 de octubre de 2010

Tootsie



Dirección: Sydney Pollack
Guión: Larry Gelbart, Murray Schisgal y Don McGuire
Música: Dave Grusin
Fotografía: Owen Roizman
Reparto: Dustin Hoffman, Jessica Lange, Geena Davis, Charles Durning, George Gaynes, Teri Garr, Dabney Coleman, Sydney Pollack, Bill Murray, Doris Belack

Michael Dorsey (Dustin Hoffman) es un actor en paro. Su problema es que es un tipo muy quisquilloso y se ha ganado una reputación de actor problemático, por lo que nadie desea trabajar con él. Ante tal panorama, decide arriesgarse y si no puede trabajar como Michael Dorsey, intentará que lo contraten como Dorothy Michaels.

Tootsie (1982) no arranca demasiado bien. Los primeros minutos parecen repetir el esquema de diálogos rápidos, atropellados y un tanto estereotipados que hemos visto repetidas veces, por ejemplo, en las comedias de Woody Allen. Sin embargo, en cuanto Hoffman se disfraza de Dorothy, la película comienza a ganar puntos y no deja de subir el nivel impecablemente hasta un final soberbio. Y el tema no es sencillo. Hacer una comedia sobre un hombre que se disfraza de mujer es tarea complicada. Primero, hay que conseguir que el espectador se crea el disfraz. En este caso, nos los creemos por completo. Mérito de un maquillaje soberbio y, sobre todo, de una interpretación de Dustin Hoffman más que notable. Encarna a una mujer absolutamente creíble, sin caer en los excesos a los que a veces parece imposible escapar; Hoffman convence dentro de una afectación contenida y llega un punto en que, a pesar de que somos conscientes de que está disfrazado, aceptamos como naturales sus pautas de comportamiento.

Otra dificultad de la historia reside en no caer en lo vulgar y lo evidente. La amenaza del chiste fácil y del camino trillado están al acecho constantemente. Sin embargo, Pollack cuenta con un guión soberbio que evita esos peligros y construye una comedia elegante, inteligente, con algunas buenas reflexiones sobre el papel de la mujer en determinados ámbitos, y sobre todo con algunos chispazos de humor, sorprendentes unos, esperados pero muy bien logrados otros y, por supuesto, un ritmo que no flojea en ningún instante. A medida que la trama se va complicando y Dorothy empieza a luchar en demasiados frentes que la superan, el guión se mantiene siempre en el buen camino y sale airoso en cada una de las situaciones, siempre a base de buen gusto, coherencia y pequeños detalles de un humor eficaz y desenfadado, que nos arrancan las carcajadas de manera natural y maravillosa.

El otro gran acierto de la película es un reparto cuajado de actores increíbles, desde el primero al último. Jessica Lange está perfecta y de ahí el Oscar como mejor actriz secundaria (el único Oscar de las diez nominaciones de la película). Pero es que, además de ella y la ya citada maravillosa interpretación de Hoffman, está el propio Sydney Pollack, en uno de sus pinitos como actor, muy logrado por cierto, está Charles Durning, perfecto como padre de Jessica Lange. Bill Murray, bastante comedido y en uno de los papeles que más me han gustado de él; George Gaynes, como actor mediocre y torpe es uno de los personajes más geniales de la película y, finalmente, una jovencísima Geena Davis en su primer papel en el cine.

Tootsie es una gran comedia. Y hacer una buena comedia es tarea complicada. Se basa en algo utilizado hasta la saciedad: el enredo. Y el gran mérito de la película es no parecerse a ninguna otra, en salir siempre adelante a base de buen humor, fresco, sorprendente y natural. Tootsie sabe jugar sus bazas: la lucha de sexos, el machismo, el mundillo del espectáculo, con los actores fracasados que no se cansan de intentarlo una y otra vez, la fama, el triunfo y el fracaso, el amor, el deseo, las mentiras y las medias verdades, todo está ahí entremezclado con muy buen arte, con un saber hacer envidiable y mucho sentido común.

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