Dirección: Buddy Van Horn.
Guión: John Eskow.
Música: Steve Dorff.
Fotografía: Jack N. Green.
Reparto: Clint Eastwood, Bernadette Peters, Timothy Carhart, Tiffany Gail Robinson, Angela Louise Robinson, John Dennis Johnston, Michael Des Barres, Jimmie F. Skaggs, Bill Moseley, Michael Champion, William Hickey, Geoffrey Lewis, Frances Fisher, James Cromwell, Bryan Adams, Jim Carrey.
Tommy Nowak (Clint Eastwood) es un muy peculiar cazarrecompensas con unos métodos de trabajo bastante originales. Su vida, sin embargo, cambiará cuando le encarguen detener a una tal Lou Ann McGuinn (Bernadette Peters), una jovencita a la que han detenido por posesión de dinero falso y que, tras pagar la fianza, huye en un Cadillac rosa.
El cadillac rosa (1989) es el tercer y último film dirigido por Van Horn, tras La gran pelea (1978) y La lista negra (1988) y en las tres contó con la presencia de Clint Eastwood. Este film se puede inscribir en esas comedias típicamente americanas en las que Clint Eastwood había cosechado ciertos éxitos con títulos como Duro de pelar (James Fargo, 1978) o la citada La gran pelea. Sin embargo, con El cadillac rosa Eastwood cosechó uno de los más sonoros fracasos de su carrera. Ni público ni crítica respaldaron esta propuesta que incluso no llegó a estrenarse en el cine en algunos paises.
Y la verdad es que no les falta razón: El cadillac rosa es una de las peores películas que he visto en mi vida. Parece mentira que un director y actor como Clint Eastwood se haya podido prestar para hacer una tontería semejante.
El principal defecto de la película es que no termina de funcionar ni como comedia ni como thriller; se queda a medio camino de ambos géneros y uno nunca sabe de qué lado va a decantarse la historia. Comienza descaradamente como comedia. No de humor muy fino, la verdad, pero al menos bastante sorprendente, con lo que uno espera que el resto de la cinta vaya a seguir en la misma tónica. Pero, de pronto, el argumento se va volviendo algo más serio con la aparición de una peligrosa banda de delincuentes. El tono, en cambio, no termina de definirse y a situaciones más o menos serias le siguen escenas claramente cómicas y el desconcierto comienza a instalarse en el patio de butacas. Cuando pensamos que la comedia se ha quedado en la cuneta y esperamos que la historia tome tintes más dramáticos, de nuevo el guión nos pinta a unos matones de pacotilla que no asustan a nadie. Pero de repente, Nowak mata a un rufián y volvemos a esperarnos un final trepidante e instenso. Pero nada, el supuesto climax final es una sucesión de disparos y persecuciones mal filmadas, sin emoción, ni tensión, ni coherencia, ni lógica, ni nada de nada.
El principal culpable de que la película no termine de concretarse se debe a uno de los peores guiones que uno puede echarse a la cara. La historia en sí es bastante tonta, pero aún así se le podía haber sacado mucho más partido. El problema es que como comedia, la película no tiene ninguna gracia y a situaciones estúpidas suceden otras en que incluso se cae en el ridículo abiertamente. Y cuando toca afrontar situaciones más serias, el tono parece que quiere seguir intentando ser cómico, para no perder el carácter ligero que se le quiere dar al film. El resultado es que es imposible tomarse medianamente en serio ningún momento de la historia, ni cuando era evidente que estábamos ante situaciones dramáticas.
A ello hemos de añadir que la trama está tan mal hilvanada y los personajes son tan absurdos e insustanciales que todo el entramado hace aguas de un modo realmente penoso. El colmo del absurdo y de lo chapucero del guión es el desenlace, en el que si lo quieren hacer peor a propósito seguro que no lo consiguen.
Por si todo ésto no fuera suficiente, la película se alarga incomprensiblemente para lo que tiene que contar, de modo que no sólo es mala, sino también excesivamente larga.
Nos podía quedar el consuelo del reparto. Tampoco. Clint Eastwood presta su rostro a un personaje plano al que no llegamos ni a entender ni a apreciar y su interpretación está entre las más pobres de su carrera con diferencia. Su compañera, Bernadette Peters, carece de encanto, de gracia y no termina de pegar al lado de Eastwood. En cuanto al resto... todos bastante penosos, en parte por culpa de unos personajes que no son ni caricaturas y que los llevan a sobreactuar o parecer realmente imbéciles. Como curiosidad, señalar la presencia de Jim Carrey en una breve aparición de unos pocos segundos haciendo el idiota, lo que anticipaba en qué se convertiría su aportación posterior al cine.
Una película para olvidar. Lamentable, absurda y estúpida. De las peores cosas que he visto en mi vida, lo que ya es decir.
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