El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 6 de enero de 2013

La senda tenebrosa



Dirección: Delmer Daves.
Guión: Delmer Daves (Novela: David Goodis).
Música: Franz Waxman.
Fotografía: Sid Hickox (B&W).
Reparto: Humphrey Bogart, Lauren Bacall, Bruce Bennett, Agnes Moorehead, Tom D'Andrea, Clifton Young, Douglas Kennedy, Rory Mallinson, Houseley Stevenson.

Vincent Parry (Humphrey Bogart) escapa de la cárcel de San Quintín, donde cumplía condena por la muerte de su esposa, para intentar poder demostrar su inocencia. Nada más huir, una joven, Irene Jansen (Lauren Bacall), le prestará su ayuda dándole asilo en su casa. Su padre también fue acusado injustamente de asesinato e Irene tiene la convicción de que Vincent también es inocente.

La senda tenebrosa (1947) reune por tercera vez a Bogart y Bacall, entonces ya casados, tras Tener y no tener (Howard Hawks, 1944) y El sueño eterno (Howard Hawks, 1946). Y la verdad es que su presencia es lo mejor de un film que falla estrepitosamente merced a un guión demasiado flojito. Puede que Delmer Davies fuera un director aceptable, pero está claro que lo de escribir guiones no es lo suyo.

Para empezar, la historia está repleta de casualidades que resultan del todo increíbles: Parry es recogido en la carretera tras fugarse por un hombre que resulta ser un chorizo que intentará chantajearlo; después es una hermosa joven (Irene) la que le brinda su ayuda, le compra ropa y le da mil dólares como si nada, sólo porque cree en su inocencia. Pero es que además, se da la casualidad que esa joven es amiga nada menos de Madge (Agnes Moorehead), la mujer cuya confesión llevó a la cárcel a Vincent, cuyo exnovio anda detrás de Irene. Vamos, que entre toda la gente que habita San Francisco van a coincidir estos personajes para bien o para mal de Vincent. Pero por si todo ésto no fuera suficiente, aparece un taxista que también decide ayudar a nuestro fugitivo y le proporciona la dirección de un médico que le cambiará de rostro para despistar a la policía. ¡Buah! alucinante.

Pero es que además, quizá al ser consciente Daves del lío que nos está contando, los diálogos son bastante pueriles y no dejan de intentar aclararnos de un modo un tanto tosco todos los sucesos para que podamos creernos la historia. El problema es que se detienen a aclararnos precisamente los detalles que carecen de importancia, mientras que lo rocambolesco de la historia se nos presenta como la cosa más normal del mundo.

Una vez que nos ha metido en este berenjenal, Delmer Daves tampoco encuentra un modo elegante de sacarnos del mismo. Tras una larguísima primera parte en la que se monta el tinglado, rápidamente decide forzar la situacion para llevarnos al necesario desenlace. Y otra vez nos da muestras de que no ha sabido hilvanar un guión medianamente inteligente y nos brinda una solución de compromiso que no termina de funcionar. El chantajista sufre una caída y muere, con lo que Vincent parece haberse quitado de encima un serio problema, pues su cambio de rostro no hubiera servido de nada con ese tipo detrás de él. Al tiempo, Vincent descubre gracias al chantajista que la asesina de su mujer y de su mejor amigo es Madge, la cuál también se caerá desde su apartamento muy oportunamente para alivio de Vincent. Éste no puede demostrar con esta muerte su inocencia ante la policía, pero ante nosotros es un hombre libre que merece rehacer su vida, lo que hará en Perú junto a la bella Irene.

Por si un guión tan pobre no fuera suficiente, Daves también alarga en exceso la primera parte de la historia, que se nos hace un tanto pesada porque el director decide no mostrarnos el rostro de Vincent en ningún momento mientras no se ha hecho la cirugía estética. Podía haber resuelto este detalle con otro actor para esa parte del film, pues de hecho sale el rostro de Vincent en la prensa. Pero Daves prefiere jugar al escondite y el resultado se me antoja demasiado forzado, sobre todo porque alarga esta parte de la historia excesivamente. De ahí también que luego tenga que apresurarse un poco en el desenlace, con lo que nos queda un film un tanto descompesado.

Y a pesar de todos los peros expuestos, La senda tenebrosa se deja ver con cierto agrado. Y la clave está en gran parte por el excelente dúo de protagonistas; tanto Bogart como Lauren Bacall irradian glamour y magnetismo. Su presencia llena la pantalla y hace más o menos tolerable el pobre guión al que tienen que plegarse. También hay que destacar la presencia de Agnes Moorehead en la piel de malvada. Es verdad que su personaje no está muy bien definido y su maldad resulta un tanto forzada, fruto una vez más de las carencias del guión, pero su interpretación y su presencia son magníficas.

También ayuda a mantener el film en pie la intriga por conocer quién mató realmente a la esposa y al mejor amigo de Vincent, si bien en algunos momentos ese detalle pasa a un muy segundo lugar. Pero incluso sabiendo que se desvelará el misterio y que tendremos el consabido final feliz, la intriga cumple con su papel de mantenernos pegados al asiento en espera de descubrir la verdad.

La senda tenebrosa nos viene a demostrar como no todo el cine negro clásico saca buena nota. A pesar de la presencia de los dos brillantes protagonistas, la película no termina de sobreponerse a un guión lamentable.

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