Grupo salvaje (Sam Peckinpah, 1969) lleva las señas de identidad de su director marcadas a fuego y que alcanzan una extrema crudeza en este western duro y tierno a la vez.
Pike Bishop (William Holden) y su banda escapan a México tras un sangriento asalto a un banco para robar el dinero del ferrocarril. Tras ellos, una grupo de cazadores de recompensas liderados por Deke Thorton (Robert Ryan), antiguo compinche de Pike que ahora intenta apresarlo.
Ya desde el principio, Peckinpah juega al engaño con nosotros: los militares son, en realidad, los ladrones disfrazados para inspirar confianza en el pueblo. Los harapientos son los que están del lado de la ley, si bien serán los que inicien una matanza sin sentido de civiles y se comporten como buitres despojando a los muertos de sus objetos de valor. Nada es como estábamos acostumbrados a ver, no hay buenos y malos o, al menos, no como solían presentárnoslos.
Peckinpah nos ofrece por tanto una nueva visión del western con este Grupo salvaje, que guarda cierto parecido con el spaghetti western, pero solo en algunos aspectos formales, porque el cine de Peckinpah no es mera fachada, sino que es un cine con alma; un cine que cuenta historias de perdedores en un mundo en el que ya no hay sitio para ellos. Y ésto es Grupo salvaje: la historia de unos forajidos en el ocaso de su carrera y en un mundo que ya no los reconoce ni respeta las viejas normas del honor y la lealtad.
El film es un derroche exagerado de violencia, presente ya desde el comienzo con la famosa secuencia de los niños jugando con el escorpión y las hormigas, y rematado por la excesiva y rotunda secuencia final con otra de las señas de identidad de Peckinpah: la filmación a cámara lenta de los tiroteos, con una especie de recreación en el horror de la sangre y la muerte.
Hay continúas referencias a la infancia, desde la escena inicial de los niños en la calle hasta el niño que admira al general mexicano y que toma el arma para vengarlo, pasando por múltiples planos de niños que retratan una infancia que imita el mundo de los mayores, un mundo absurdo de codicia y maldad.
Grupo salvaje es un film con un aire caduco, sincero y, por lo tanto, imbuido de un romanticismo triste y terminal, donde no quedan ya héroes y donde la amistad y el honor no llevan más que a la muerte. Sin duda, un film desolador y sincero.
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