Dirección: Bob Rafelson.
Guión:David Mamet (Novela: James M. Cain).
Música: Michael Small.
Fotografía: Sven Nykvist.
Reparto: Jack Nicholson, Jessica Lange, Anjelica Huston, John Colicos, Michael Lerner, William Traylor, John P. Ryan.
Remake del film del mismo título de Tay Garnett de 1946, interpretado por Lana Turner y John Garfield, esta versión de Bob Rafelson consigue mantener un buen nivel, al tiempo que le da un aire más actual al tratamiento de la historia.
Estados Unidos durante la depresión. Un hombre sin oficio ni beneficio, Frank Chambers (Jack Nicholson) se detiene en un restaurante de carretera con la intención de ofrecerse un desayuno gratis. El dueño del local, un inmigrante griego (John Colicos), le ofrece trabajo como mecánico. Frank al principio lo rechaza, pero la presencia de la bella esposa del dueño, Cora (Jessica Lange), le hace cambiar de opinión.
La tarea a la que se enfrentaba Bob Rafelson con este remake no era nada sencilla. La película de 1946 es un clásico maravilloso y Rafelson corría sin duda el enorme riesgo de salir perdiendo en las inevitables comparaciones. Sin embargo, su versión de El cartero siempre llama dos veces (1981) consigue pasar la prueba con brillantez. Para algunos incluso superando el original.
La verdad es que la novela de James M. Cain ofrece un muy buen material de base y el director sabe plasmar todo ese cúmulo de detalles tan típicos del cine negro: unos personajes guiados por un destino que los sobrepasa; el aire de tragedia flotando en el ambiente, de que algo malo va a suceder de manera inevitable; la propia debilidad de la pareja, atormentada y debatiéndose entre el miedo, la necesidad de apoyarse y el desprecio... y, sobre todo, Rafelson refuerza el componente erótico de la trama plasmando de manera soberbia la pasión salvaje que se apodera de los protagonistas, que los lleva a comportarse como animales y que en muy pocas ocasiones se ha visto tan magistralmente dibujada en una película. La escena de Frank y Cora en la mesa de la cocina ha pasado ya a los anales del cine.
Gran parte del mérito hay que dárselo, como no, a la pareja protagonista. Jack Nicholson está colosal, con una interpretación llena de matices, pero es que Jessica Lange desprende un erotismo que se palpa en cada toma. Sus miradas, la manera de echarse el cabello para atrás, sus gestos y sus poses son un derroche de sensualidad que te deja sin aliento.
También me gustaría destacar la buena ambientación y la excelente fotografía, que logran así una excelente puesta en escena.
Sin embargo, Rafelson falla lamentablemente en cuanto a lograr mantener el ritmo y la tensión del principio, alargando excesivamente la película y apartándose de la trama principal con pequeños desvíos superficiales que distraen y no aportan en realidad nada útil a la historia. Me refiero, en concreto, a la parte final cuando Cora se va a visitar a su madre enferma y Frank se marcha de viaje y tiene una aventura con una domadora de leones interpretada por Angelica Huston o la aparición del chantajista pelirrojo. Pienso que suprimiendo esas escenas, dejando la acción encerrada entre las opresivas paredes del restaurante, la trama hubiera podido mantener mejor el buen tono del comienzo.
A pesar de ello, El cartero siempre llama dos veces es una gran película de cine negro, llena de fuerza e intensidad que viene a demostrar que es posible hacer buen cine en estos tiempos, en la estela de los clásicos del género, a poco que se tenga la suficiente inteligencia. Además, el director nos deja con un buen sabor de boca con ese hermoso y a la vez triste final, una brillante manera de bajar el telón, mejor incluso que final de la película de Garnett.
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