El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

lunes, 31 de enero de 2011

Mogambo



Dirección: John Ford
Guión: John Lee Mahin (Obra: Wilson Collison)
Música:
Fotografía: Bruce Surtees y Freddie Young
Reparto: Clark Gable, Ava Gardner, Grace Kelly, Donald Sinden, Eric Pohlmann, Denis O'Dea, Philip Stainton, Laurence Naismith
Mogambo (1953) es una obra atípica dentro de la filmografía de John Ford. De hecho, es un encargo que el director no quería realizar. A pesar de todo, se trata de una película bien hecha y no carente de ciertos atractivos.

Victor Marswell (Clark Gable) dirige un negocio en África que provee de animales salvajes a zoológicos, domadores y circos. Un día, aparece en su casa la señorita Eloise Kelly (Ava Gardner), que afirma haber sido invitada por un marajá de la India que, sin embargo, se ha ido precipitadamente antes de su llegada. Al poco tiempo llegan el doctor Donald Nordley (Donald Sinden) y su bella esposa Linda (Grace Kelly), que han contratado los servicios de Marswell para sus estudios antropológicos. Tanto Eloise como Linda se sentirán atraídas por la arrolladora personalidad de Victor.

Remake del clásico Tierra de pasión (1932) de Victor Flemming, protagonizado también por Clark Gable, y que Ford declaraba no haber visto, Mogambo es la típica película de aventuras de la MGM con el añadido de una historia romántica. Otros lo verán, quizá, como un bonito film romántico con el trasfondo de film de aventuras. En mi caso, me decanto mejor por esta segunda interpretación. Y es que la fuerza de la película, con contar con hermosos paisajes africanos e imágenes de una buena varidad de animales salvajes, reside en el triángulo amoroso y la tensión que va generando, verdadero motor de los acontecimientos.

Si bien se trata de un film de encargo y, por lo tanto, se nos presenta como una pequeña rareza dentro de la obra de Ford, no deja de poseer algunos rasgos típicos de las obras más personales del director. Quizá el más reconocible sea ese pasado de los protagonistas que no llegamos a descubrir del todo y que condiciona su comportamiento, patente en el caso de Victor o en el de Eloise, aunque ésta termina confesándolo.

Lo que, sin embargo, no está al mismo nivel que en otras obras del director es el cuidado de los personajes secundarios. Aquí carecen en su mayoría de relevancia y sólo son meros comparsas. La única excepción estaría en el personaje de John Brown Price, interpretado por Philip Stainton, y que juega un pequeño papel en la historia; aunque nada comparado con el tradicional buen trabajo del director con los secundarios, uno de los puntos fuertes de su obra.

La historia está muy bien filmada, con algunas imágenes muy hermosas y el ritmo perfecto que equilibra la parte meramente de aventura con el juego amoroso de los protagonistas. En ello se nota sin duda el legendario talento de Ford como narrador de historias, que mantiene siempre el ritmo y no se demora en lo accesorio más que lo estrictamente necesario. Aquí hemos de destacar la gran contribución del personaje de Eloise, que es la que de verdad da vida a lo que, sin ella, sería un trivial romance de una mujer casada. El personaje de la señorita Kelly, brillantemente interpretado por Ava Garner, es el más interesante de los tres. De su boca salen las mejores frases, algunas realmente divertidas e ingeniosas y, al tiempo, es la que se nos hace más simpática, lejos de la cargante figura de la estirada Linda Nordley o del arrogante Victor Marswell.

Con ésto llegamos al apartado interpretativo. La verdad es que, del trío protagonista, son las dos mujeres las que están más inspiradas. Ambas fueron nominadas al oscar, Grace Kelly como mejor secundaria y Ava Gardner como actriz principal. Ninguna ganó el premio, pero su interpretación no es por ello menos remarcable. En especial, la de Ava Gardner. Supongo que me dejo llevar por la mayor simpatía que siento por su personaje de mujer maltratada por la vida o porque sus apariciones, con llamativos vestidos y un rojo de labios intenso, llenan la pantalla; pero el caso es que cada vez que tenemos a Ava Gardner en la pantalla casi nos olvidamos del resto. Gable tampoco desentona en su papel de macho viril. Quizá hoy en día su papel pueda resultar poco correcto. Dejando al margen esas consideraciones, me parece el actor perfecto para el papel, aunque quizá en algún momento parezca algo mayor.

Sin ser la película más representativa del talento de John Ford, Mogambo sigue siendo hoy en día una buena película, muy bien filmada y con un trío amoroso que, por la época en que se rodó, no podía ser tan explícito como hubiéramos deseado, aunque seguramente no hubiera dado un tan buen juego como el que nos brindan las insinuaciones y los deseos reprimidos. Y hablando de represiones, este film fue tristemente famoso en España por la torpeza de los censores del momento que, para evitar presentarnos una historia de infidelidad, convirtieron al matrimonio Nordley en hermanos, olvidándose tal vez que el incesto tampoco era algo muy edificante moralmente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario