El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

domingo, 22 de diciembre de 2013

Flecha rota



Dirección: Delmer Daves.
Guión: Michael Blankfort (Novela: Elliott Arnold).
Música: Hugo Friedhofer.
Fotografía: Ernest Palmer.
Reparto: James Stewart, Jeff Chandler, Debra Paget, Will Geer, Jay Silverheels, Arthur Hunnicutt, Basil Ruysdael, Joyce Mackenzie, Chris Willow Bird, Argentina Brunetti.

Arizona, 1870. Los hombres blancos están en guerra contra los apaches, capitaneados por Cochise (Jeff Chandler), que defiende con uñas y dientes su territorio. Un día, mientras viajaba por territorio indio, Tom Jeffords (James Stewart), un ex capitán del ejército, encuentra a un joven indio herido y le salva la vida, siendo a su vez perdonado después por los apaches en virtud de esa acción. Tom comprende entonces que muchas de las ideas que los blancos tienen sobre los indios son falsas, fruto del odio de tantos años de lucha. Tom decide interceder ante Cochise en busca de paz.

Flecha rota es un western de 1950. En esa década el western clásico comienza a evolucionar hacia formas de expresión diferentes, enfoques novedosos y un tratamiento de los protagonistas también distinto. Y estos cambios son ya evidentes en este film. Hoy en día no nos sorprende la visión que se da en la película de los indios, su cultura y su nobleza. Pero en aquellos años era toda una novedad y hasta un atrevimiento romper una lanza por una raza que, hasta entonces, había sido la mala de la película. Y es que la historia, como sabemos, la escriben los vencedores.

Pero Michael Blankfort, partiendo de personajes y hechos históricos, aunque añadiendo las lógicas licencias creativas, empieza a mostrarnos las cosas desde una perspectiva más realista. Ni los indios eran los demonios sanguinarios que nos habían dibujado anteriormente, ni tampoco el hombre blanco estaba libre de pecado. De hecho, en Flecha rota queda claro que por parte de los indios el deseo de paz es real, pero el peligro a dicho anhelo reside en el hombre blanco, que ya ha engañado a los indios con anterioridad y también intenta en esta ocasión traicionar a Cochise. Para equilibrar un tanto la balanza, seguramente, el guión nos presenta a la facción apache liderada por Jerónimo como otro peligro para la paz.

Sin embargo, a pesar de la nobleza de su argumento, Flecha rota tiene también sus debilidades. Por un lado, y ésto es algo muy común de ciertos films que pretenden recrear un suceso histórico, el argumento de la película resulta demasiado impersonal y un tanto frío, además de terminar por alargar en exceso el metraje. Las idas y venidas de Tom al campamento indio, el relato de los avances en la consecución de la paz hacen que el guión se quede en un nivel más descriptivo que analítico, con lo que el relato pierde proximidad, emoción, dramatismo. Tal vez por ello es por lo que se incluye la historia de amor entre Tom y Sonseeahray (Debra Paget), completamente ficticia, pero que intenta aportar un poco de cercanía y emoción a la historia. Y es cierto que lo logra, y gracias a este romance tenemos algunos de los mejores momentos de la película, aún cuando uno adivina pronto que tendrá un final amargo. Las propias advertencias de Cochise sobre las dificultades de la futura pareja parecen anunciar el drama. Y es que por muy moderna que sea la visión que la película nos da de los apaches, es más saludable terminar pronto con el matrimonio mixto y utilizar ese drama personal, además, para incrementar la carga dramática del film, que dejar al matrimonio en la incertidumbre de un futuro lleno de dificultades.

Delmer Daves demuestra su oficio y resuelve el film con dinamismo y un ritmo adecuado. Sin embargo, a su trabajo le falta genio, instinto, fuerza. Tenemos una puesta en escena que funciona correctamente, pero que en ningún momento, ni en las escenas de acción, nos llega a impactar verdaderamente. Incluso a los diálogos, si bien están trabajados correctamente, les falta brillantez, ese punto que los eleva a una categoría superior.

En cuanto al reparto, sin duda lo mejor es la presencia de James Stewart, siempre una garantía de naturalidad y sencillez. También es gratificante contar con un rostro tan hermoso como el de Debra Paget, aunque cueste imaginar a una apache tan hermosa y tan cuidada. En cuanto a Jeff Chandler, el otro pilar de la película junto a Stewart, y a pesar de la nominación al Oscar por su trabajo, la verdad es que a mí no terminó de convencerme. Su hieratismo y sus buenos modales no me hacían verlo como un Cochise creíble y mucho menos como un indio temible. En cuanto al resto del reparto, la verdad es que carece de empaque: rostros absolutamente desconocidos, creando un conjunto un tanto inexpresivo.

La verdad es que, vista hoy en día, debemos valorar a Flecha rota por el novedoso y moderno enfoque sobre la nación india y la ocupación americana de sus tierras. Sin embargo, tanto a nivel argumental como de intensidad, la película se queda en un nivel intermedio, sin llegar a alcanzar la grandeza de otros westerns clásico o modernos. Es un film correcto, sin más.

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