El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

martes, 31 de diciembre de 2013

Hollywood: Departamento de homicidios



Dirección: Ron Shelton.
Guión: Ron Shelton y Robert Souza.
Música: Alex Wurman.
Fotografía: Barry Peterson.
Reparto: Harrison Ford, Josh Hartnett, Lena Olin, Keith David, Lolita Davidovich, Bruce Greenwood, Martin Landau, Isaiah Washington, Lou Diamond Phillips, Dr Dre, Robert Wagner, Smokey Robinson.

Joe Gavilan (Harrison Ford) y su compañero K.C. Calden (Josh Hartnett), policías del departamento de homicidios de Los Ángeles, han de investigar un asesinato múltiple de un grupo de raperos mientras compaginan el trabajo con sus otras ocupaciones: Joe está metido en el negocio inmobiliario, mientras que Calden desea ser actor.

A veces uno se queda perplejo, sin palabras ante lo que está viendo. Más o menos es lo que me sucedió mientras veía esta película. No consigo adivinar qué es lo que puede llevar a un actor como Harrison Ford a meterse en semejante tontería de película.

Hollywood: Departamento de homicidios pretende ser una mezcla entre un film policial y una comedia. La fórmula ya se utilizó con más o menos acierto anteriormente. Personalmente, este tipo de mezclas de géneros no suelen entusiasmarme, salvo contadas excepciones. Si el engranaje no está perfectamente engrasado el resultado suele ser una mezcolanza que no termina de funcionar en ninguno de los registros. Pues bien, en este caso estamos ante un ejemplo meridiano de intento fracasado. La película no funciona ni como film policíaco ni como comedia, sencillamente porque el guión es una completa estupidez.

Por un lado, la supuesta investigación policial no tiene realmente lugar. Desde el principio vemos que se queda en un segundo plano porque lo que parece importarle a Ron Shelton es centrarse en la parte cómica de la historia, basándose en las personalidades de la pareja protagonista y sus ocupaciones paralelas. Sin embargo, la supuesta comicidad se basa en situaciones tan ridículas y en chistes tan patéticos que más que risa provocan vergüenza ajena. Es imposible reirse con cualquiera de las absurdas ocurrencias que salpican el guión. Solamente al final, cuando ya hemos perdido la esperanza de sacar algo en limpio de la película, Shelton nos sorprende con algún gag que eleva un poco el nivel de lo visto anteriormente. Aún así, ni eso ni las bien filmadas persecuciones finales, que parece no obstante que se estiran un tanto artificialmente para alegar el metraje de la cinta, llega para maquillar un espectáculo tan pobre como el que hemos sufrido desde el comienzo.

Por si este guión desastroso no bastara y quizá con la intención de decorar un poco la historia, Shelton recurre también a la presencia de mujeres bonitas y alguna que otra escena amorosa, pero con el mismo resultado que sus chistes malos. Y es que nada parece estar pensado mínimamente en esta película.

Finalmente, cuando es necesario retomar la investigación policial para que el film avance, la trama se llena de casualidades y tópicos tales que parece sacada de un mal folletín. Es tal el cúmulo de tonterías que casi resultan éstas más graciosas que la supuesta parte cómica de la historia. Y siguiendo con el despropósito argumental, la resolución final es burda, previsible y precipitada. La guinda del pastel.

Harrison Ford tampoco parece demostrar especial entusiasmo y su interpretación es bastante simple, limitándose a sus gestos habituales y alguna carrera final que demuestra que ya no está para esos trotes. En cuanto a Josh Hartnett, va de guaperas, pero sin demostrar mucha personalidad. Incluso entre ambos actores no llega a haber una buena química, no sé si por culpa del guión o porque se trata de un trabajo rutinario sin más. Como detalle, señalar la presencia testimonial de Martin Landau y Robert Wagner.

Definitivamente, Hollywood: Departamento de homicidios es una de las peores películas que he visto en mucho tiempo. Trabajo me costó no levantarme y apagar el televisor. No pierdan el tiempo con ella.

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