El cine y yo

Me resulta imposible imaginar mi vida sin el cine. De alguna manera me ha ido conformando en salas oscuras, donde el universo por entero brillaba ante mí y la realidad, la otra realidad, desaparecía milagrosamente para dar paso a una vida ilimitada. Al menos, cuando yo era niño era así.


Uno de los primeros recuerdos que tengo es de pánico y fascinación. La película se titulaba "Jerónimo" y yo tenía tres años. En un televisor en blanco y negro, con una imagen seguramente bastante pobre, aquella película me aterraba y me atraía en partes iguales, y yo sentía que estaba ante algo que me superaba. Desde entonces, mi vida y el cine han ido de la mano.


El cine me nutría de imágenes que abrían mi imaginación como quién abre una ventana a las montañas. El cine me proporcionaba una vida nueva infinita en aventuras y en heroicidades. El cine era un baúl, un escondite y una fuente. En el misterio estaba la plenitud.


El cine eran las sesiones de los sábados a las cuatro; eran las películas para adultos a las que accedíamos antes incluso de llegar a pisar la adolescencia, con el atractivo inmenso de todo lo prohibido; eran las fichas en cartulinas y los recortes de fotografías; eran los estrenos con colas interminables; era la conversación con aquella chica que me atrapó hasta hacerme olvidar donde estábamos... e incluso fue una declaración de amor.


No puedo imaginarme mi vida sin el cine. Nada sería lo mismo. Dejemos pues que pasen ante nosotros, en palabras, imágenes de toda una vida.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

La guerra de los mundos



Dirección: Steven Spielberg.
Guión: David Koepp, Josh Friedman (Novela: H.G. Wells).
Música: John Williams.
Fotografía: Janusz Kaminski.
Reparto: Tom Cruise, Dakota Fanning, Justin Chatwin, Tim Robbins, Miranda Otto, David Harbour, Ty Simpkins.

Ray Ferrier (Tom Cruise), divorciado y no muy buen padre, recibe la visita de su ex mujer, que le deja a sus dos hijos para que pasen con él el fin de semana. Poco tiempo después, estalla lo que parece una violenta y extraña tormenta. Una vez que parece haber pasado, Ray es testigo de como una extraña máquina sale del suelo y comienza a destrozar el pueblo y a matar a sus habitantes.

Nueva adaptación de la famosa novela de H.G. Wells, Spielberg afronta en La guerra de los mundos (2005) un reto a la altura de sus ambiciones y de su sentido del espectáculo. Y el reto no viene por demostrar sus habilidades frente a otras adaptaciones cinematográficas de la novela, sino frente a la famosísima adaptación radiofónica de Orson Welles en 1938, que ha pasado a la historia por sus efectos en la confiada y crédula audiencia de la época.

Lo que es evidente es que tenemos que empezar a hablar de La guerra de los mundos centrándonos en la labor de Steven Spielberg. Con otros directores tendríamos que hablar quizá más de la historia o de los personajes o la música. Pero tratándose de Spielberg, el protagonismo es completamente suyo. Y aún reconociendo que su película no es perfecta. Pero el talento del director es tal que, una vez más, nos deja sin palabras.

Y es que más allá de unos efectos especiales apabullantes, lo que sobresale es el gran talento de Spielberg a la hora de filmar un espectáculo colosal como es el de esta película. Su sentido del espectáculo, el saber mover la cámara con una precisión absoluta para lograr el máximo dramatismo posible, el jugar con los encuandres y los travellings con una naturalidad asombrosa, el control del ritmo... todo resulta de una perfección asombrosa, y es que la lección de dirección que nos brinda Spileberg es para quitarse el sombrero. Lo que en manos de otros directores serían planos sin sentido o movimientos taquicárdicos de la cámara en un alarde de nerviosismo absurdo, con Spielberg es una demostración de lo que se puede hacer cuando se lleva en la sangre el sentido del espectáculo y el cómo ponerlo en imágenes. Desde este punto de vista, La guerra de los mundos es perfecta.

Además, Spielberg nos regala algunas escenas memorables, más allá de las meras secuencias de acción, donde borda la perfección, como la del río arrantrasdo los cadáveres, por ejemplo, una escena sin duda que nos deja sin respiración.

Sin embargo, el director no logra la misma excelencia en el resto de apartados. Por ejemplo, a nivel argumental, La guerra de los mundos llega a cansar en cuanto la supuesta introducción, con el primer ataque de los alienígenas, se extiende sin solución de continuidad hasta bien llegados a la mitad del metraje. Hubiera sido agradable una pequeña pausa en la vorágine de acontecimientos que permitiera un mejor desarrollo de los personajes protagonistas. Sinceramente, uno tenía la sensación de que el film se reducía a una aparatosa y espectacular sucesión de explosiones y huídas sin más función aparente que dejarnos pasmados ante el virtuosismo técnico de la película. Muy poco se nos cuenta de los protagonistas y aún menos de los invasores. Y es que Spielberg decidió enfocar la aventura desde el punto de vista de Ray exclusivamente, con lo que no asistimos a las típicas reuniones de los mandos militares donde se busca cómo acabar con los enemigos ni se aclara su origen ni sus intenciones. Es una opción tan válida como otra cualquiera, pero donde prima demasiado la acción pura y dura sobre cualquier otro aspecto del guión.

Y es que si prescindimos de la aparatosidad de las escenas, lo que nos queda es algo bastante elemental: un padre desastroso, irresponsable y al que sus hijos no tienen demasiado afecto ni respeto y que, en el transcurso de su viaje hacia Boston para reunirse con su ex mujer, va adquieriendo el sentido del deber y de protección de su familia, hasta el punto de sufrir una total transformación. Y en un final muy del gusto del director, Ray termina salvando la vida de sus hijos y ganándose su admiración y su cariño. Una bonita historia de superación personal con el telón de fondo de una espantosa invasión alienígena.

Pero, como decía, el director falla un poco en este terreno. Y es que los personajes de Ray y sus hijos, Rachel (Dakota Fanning) y Robbie (Justin Chatwin), no terminan de tener una dimensión al nivel del espectáculo visual. Se quedan un poco esquemáticos, demasiado elementales, si bien se entienden perfectamente sus personalidades. Pero finalmente uno percibe cierto desequilibrio entre el cuidado y perfección de la puesta en escena y el desarrollo de los personajes, mucho menos elaborado.

Si ya me había sorprendido muy gratamente en Collateral (Michael Mann, 2004), de nuevo Tom Cruise me demuestra que la madurez le sienta muy bien. Comedido en sus tics interpretativos, intenso y hasta conmovedor, su trabajo es notable. ¡Y qué decir de la pequeña Dakota Fanning! La verdad es que su interpretación es muy meritoria para una niña de once años, pues su papel dista de ser sencillo. Mencionar también el excelente trabajo de Tim Robbins en los pocos minutos que está en pantalla.

A pesar de que, para mi gusto, a la película le sobra un poco de metraje, a pesar de la falta de una mayor profundización en los personajes o de su final un tanto abrupto, La guerra de los mundos se queda como un espectáculo impactante y arrebatador donde la figura de Spielberg brilla con luz propia, demostrando que en capacidad narrativa y como creador de imágenes espectaculares es de lo mejor que ha dado la historia del cine.

4 comentarios:

  1. Realmente yo también defiendo la Guerra de los Mundos a capa y espada, me parece espectacular, aunque tiene detractores (como todo). El sonido de los alienígenas da sensación de peligro y tal como comentas el tema de los planos de cámara son fantásticos. Recuerdo la escena que están escapando con el coche y la cámara hace unos enfoques de fuera hacia dentro del coche espectaculares. Espero que me haya explicado bien ;). Como dices Spielberg es un maestro en la creación de imágenes. Buena crítica. Un saludo!

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    1. De nuevo, gracias por tus comentarios. Sin duda, una película que depara diferentes opiniones, tal vez porque de Spielberg siempre esperamos mucho. Un saludo.

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  2. Para mí es una gran decepción de película. Sí, sí, muchos efectos especiales y todo lo que se quiera a nivel técnico. En eso no hay más que elogios. Pero la película es un tostón de mucho cuidado. Para mí un rotundo y gran suspenso.

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    1. Yolanda, ¡muchas gracias por tu visita y tu comentario! Es cierto que no es un film redondo, pero en general me resultó bastante entretenido y disfruté con el talento del director para crear tensión y emoción. Un abrazo amiga, te echaba de menos.

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