Dirección: Irwin Winkler.
Guión: John Brancato y Michael Ferris.
Música: Mark Isham.
Fotografía: Jack N. Green.
Reparto: Sandra Bullock, Jeremy Northam, Dennis Miller, Diane Baker, Ken Howard, Ray McKinnon, Wendy Gazelle, Kristina Krofft, Robert Gossett.
La red (1995) aprovecha el mundo de internet y los recelos acerca de la seguridad y la privacidad de la gente para construir un film de intriga que funciona bastante bien.
Angela Bennett (Sandra Bullock), una experta en programas informáticos, recibe un programa que contiene un extraño símbolo pi que da acceso a una extensa base de datos de diversos organismos. Sin saberlo, a partir de ese momento su vida estará en serio peligro.
El buen olfato de Hollywood para aprovechar las oportunidades se demuestra con esta historia, que toma un tema tan popular como es el mundo de internet para construir a su alrededor una amena película. El tema y la presencia de Sandra Bullock hicieron que la película tuviera una buena acogida por parte del público. Menor fue la aceptación por parte de la crítica.
La verdad es que, bien mirado, el argumento no es del todo creíble y muchos giros de la historia parecen traídos un poco por los pelos. Es el problema de este tipo de propuestas un tanto simplistas y que basan su fórmula en ciertos lugares comunes del género. Así, tenemos a una persona que, sin comerlo ni beberlo, se ve inmersa en una conspiración a gran escala, que parece que sólo ella puede detener. Todo parece volverse encontra suya, la gente que se relaciona con ella es asesinada, incluso le es robada su identidad, en el giro más curioso de la trama. El mérito de Winkler, pasando del mundo de la producción a la dirección, es hacer que una historia un tanto fantástica funcione de manera adecuada, implicándonos con acierto en las peripecias de la desconcertada Angela.
Quizá se le pueda achacar a la película una excesiva duración para lo que tiene que contar, pero Winkler se muestra bastante hábil para mantener la intriga, aprovechar las oportunidades de la trama para ir cerrando el círculo en torno a Angela, hasta que parece que no tiene salvación y, después, resolver la intriga de un modo bastante plausible. Ese quizá sea el gran acierto del argumento: no fastidiarlo todo con un final absurdo, lo que hubiera arruinado por completo la historia. En la tradición de Alfred Hitchcock, la salvación vendrá usando la protagonista las mismas armas con que es atacada.
La red es también un producto para el lucimiento de Sandra Bullock, la absoluta protagonista de la película. Y aquí está en parte uno de los puntos flojos de La red, y es que no tenemos a nadie capaz de hacer un buen contrapunto a Sandra. Ni Jeremy Northam, el malo de turno, ni el resto de escasos secundarios tiene el carisma o la entidad suficiente para componer un reparto de peso. Así que todo se sustenta en la presencia de Sandra Bullock, pero ella tampoco es que sea una actriz de gran talento. Se limita a cumplir y adornar con su fotogénica cara las desventuras de su personaje.
La red viene a demostrar una vez más que la fórmula del inocente en peligro sigue funcionando correctamente. No es que sea un film inolvidable, ni mucho menos. Sin embargo, cumple perfectamente como mero pasatiempo que nos proporciona una aceptable trama, que nos atrapa por momentos con cierta intensidad, y finalmente nos hace pasar el rato de manera correcta. Hay evidentemente productos similares mucho mejores, pero también infinitamente peores.
Angela Bennett (Sandra Bullock), una experta en programas informáticos, recibe un programa que contiene un extraño símbolo pi que da acceso a una extensa base de datos de diversos organismos. Sin saberlo, a partir de ese momento su vida estará en serio peligro.
El buen olfato de Hollywood para aprovechar las oportunidades se demuestra con esta historia, que toma un tema tan popular como es el mundo de internet para construir a su alrededor una amena película. El tema y la presencia de Sandra Bullock hicieron que la película tuviera una buena acogida por parte del público. Menor fue la aceptación por parte de la crítica.
La verdad es que, bien mirado, el argumento no es del todo creíble y muchos giros de la historia parecen traídos un poco por los pelos. Es el problema de este tipo de propuestas un tanto simplistas y que basan su fórmula en ciertos lugares comunes del género. Así, tenemos a una persona que, sin comerlo ni beberlo, se ve inmersa en una conspiración a gran escala, que parece que sólo ella puede detener. Todo parece volverse encontra suya, la gente que se relaciona con ella es asesinada, incluso le es robada su identidad, en el giro más curioso de la trama. El mérito de Winkler, pasando del mundo de la producción a la dirección, es hacer que una historia un tanto fantástica funcione de manera adecuada, implicándonos con acierto en las peripecias de la desconcertada Angela.
Quizá se le pueda achacar a la película una excesiva duración para lo que tiene que contar, pero Winkler se muestra bastante hábil para mantener la intriga, aprovechar las oportunidades de la trama para ir cerrando el círculo en torno a Angela, hasta que parece que no tiene salvación y, después, resolver la intriga de un modo bastante plausible. Ese quizá sea el gran acierto del argumento: no fastidiarlo todo con un final absurdo, lo que hubiera arruinado por completo la historia. En la tradición de Alfred Hitchcock, la salvación vendrá usando la protagonista las mismas armas con que es atacada.
La red es también un producto para el lucimiento de Sandra Bullock, la absoluta protagonista de la película. Y aquí está en parte uno de los puntos flojos de La red, y es que no tenemos a nadie capaz de hacer un buen contrapunto a Sandra. Ni Jeremy Northam, el malo de turno, ni el resto de escasos secundarios tiene el carisma o la entidad suficiente para componer un reparto de peso. Así que todo se sustenta en la presencia de Sandra Bullock, pero ella tampoco es que sea una actriz de gran talento. Se limita a cumplir y adornar con su fotogénica cara las desventuras de su personaje.
La red viene a demostrar una vez más que la fórmula del inocente en peligro sigue funcionando correctamente. No es que sea un film inolvidable, ni mucho menos. Sin embargo, cumple perfectamente como mero pasatiempo que nos proporciona una aceptable trama, que nos atrapa por momentos con cierta intensidad, y finalmente nos hace pasar el rato de manera correcta. Hay evidentemente productos similares mucho mejores, pero también infinitamente peores.
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